Seguimos ampliando la lista de plantas de moda para decorar la casa. Esta vez, llegó el turno de la violeta africana, una de las especies más bellas y resistentes por excelencia, que a pesar de sus pequeñas dimensiones, tiene la capacidad de llenar de vida hasta el rincón más austero.
Originaria de África -más precisamente de Tanzania y del sureste de Kenia-, su nombre científico es Saintpaulia y forma parte de una familia botánica compuesta por seis especies.
Las lenguas dicen que es una planta con aires de nobleza, ya que fue descubierta por el Barón Walter von Saint-Paul-Illaire a finales del siglo XIX. De ahí su nombre científico.
La violeta africana crece hacia los costados y su altura no excede los 15 centímetros, por lo que queda divina como centro de mesa o en una mesa auxiliar o de luz.
Su mayor atractivo son sus hojas ovaladas de color verde oscuro cubiertas por pilosidades que le dan a su superficie un aspecto aterciopelado y flores de color violeta.
Cómo cuidar una violeta africana
- Luz y ubicación: necesita una buena iluminación natural pero sin sol directo ni corrientes de aire.
- Temperatura: al ser de origen tropical, prefiere las más cálidas que oscilen entre los 17 ºC y 21 ºC. Se recomienda evitar todas aquellas inferiores a 5ºC ya que podría no resistirlas.
- Riegos: es fundamental que sea moderado, ya que es una planta que no tolera el exceso de agua. Se recomienda poner agua en el plato de debajo y dejar que absorba; cuando se compruebe que el sustrato está completamente seco, se repite el procedimiento.
- Sustrato: debe contar con un buen drenaje que evite los encharcamientos.
- Fertilizante: se le puede aplicar fertilizante líquido en el agua de riego durante los meses de primavera y verano.
- Multiplicación: se puede hacer por división de mata o por esqueje de hoja.