Las pérgolas son el recurso arquitectónico más utilizado a la hora de cubrir un espacio determinado frente al sol. Se trata de una estructura de cuatro columnas y vigas transversales que se adaptan a todos los tamaños y estilos decorativos.
Si bien existen múltiples opciones en cuanto a diseño y materiales, las pérgolas bioclimáticas vienen pisando fuerte esta temporada y cada vez suman más fanáticos. Y es que su propuesta de "sombra inteligente" resulta bastante tentadora...
¿Qué es una pérgola bioclímatica?
Se trata de un tipo de estructura cuyo diseño está pensando para aprovechar al máximo las condiciones climáticas del lugar de instalación. A través de gruesas láminas orientables que actúan como techo, se protege y regula la temperatura de manera natural. Esta es la principal característica que la diferencia del resto de las pérgolas tradicionales.
¿Cómo funcionan las pérgolas bioclimáticas?
Las láminas gruesas, al ser orientables, permiten regular la entrada de luz solar, corrientes de aire y humedad. Además de ser impermeables, cuentan con un sistema de canalización y drenaje, lo que asegura una protección perfecta para los días de lluvia.
Actualmente, el mercado ofrece diferentes modelos de pérgolas bioclimáticas. Una de las que más se destaca, es la de funcionamiento automático, permitiendo regular las láminas a distancia a través de un aparato.
Ventajas de incorporar pérgolas bioclimáticas
La mayoría suelen estar fabricadas de aluminio, por lo tanto su diseño es moderno, lo que la convierte en alternativa súper versátil que se adapta a los diferentes estilos decorativos, desde el más clásico hasta el más vanguardista.
Otra de las ventajas de incorporar este tipo de pérgolas, es que permiten disfrutar del espacio al aire libre durante todo el año: en verano regulan el calor y la entrada del sol, mientras que en invierno, basta con abrir las láminas para recibir una buena dosis de luz natural o cerrarlas para evitar los vientos fuertes.
Otra de las ventajas, es que se pueden añadir algunos "extras" para hacerla aún más funcional, como por ejemplo, instalar un sensor de viento y lluvia permitiendo que sus láminas se cierren automáticamente.
También existe la posibilidad de cerrar uno de sus lados -o varios- con paneles de vidrio corredizos o incluso con láminas orientables del mismo material que el techo.