Diseñar o reformar una cocina no es tarea fácil. Es el corazón de la casa y la idea es que se trate de un espacio cómodo, funcional y por qué no digno de revista de decoración. Si estás en plan de renovarla, el triángulo de trabajo puede ser tu mejor aliado.
Se trata de una regla de oro que arquitectos y diseñadores repiten como un mantra cuando hablamos de distribuir una cocina de manera eficiente. Acá te lo explicamos todo lo que tenés que saber.
Qué es el triángulo de trabajo
No es geometría avanzada ni vas a necesitar una calculadora. El triángulo de trabajo es un concepto súper simple que consiste en trazar líneas imaginarias entre tres puntos clave de la cocina: la heladera, la pileta y la zona de cocción (cocina u horno). Estas tres áreas forman un triángulo que representa el flujo natural de trabajo en la cocina.
¿Por qué importa? Porque es la base para que moverte entre las tareas de lavar, cortar, cocinar y guardar sea fluido.
Además, más allá de la estética, una cocina bien distribuida te ahorra tiempo y energía. Al seguir el triángulo de trabajo, reducís movimientos innecesarios, evitas acumulación de cosas en un solo lugar y te aseguras de que todo fluya.
Las 4 reglas de oro del triangulo de trabajo
Para que el triángulo funcione a la perfección, hay cuatro normas básicas que tenés que tener en cuenta.
- Distancia justa entre los puntos (ni muy lejos ni muy cerca):
El triángulo completo no debería superar los 8 o 9 metros en total. Cada lado tiene que estar entre 1,20 y 3 metros. Si están demasiado cerca, te vas a sentir apretada. Si están demasiado lejos, vas a terminar corriendo una maratón mientras cocinas.
- Zonas de preparación entre puntos:
Entre cada elemento clave (heladera, pileta y cocina), lo ideal es que tengas una mesada o área de trabajo. Esto puede ser complicado en cocinas pequeñas pero no imposible.
- Zona de limpieza bien pensada:
Al lado de la pileta, hay que reservar al menos 60 a 90 centímetros libres para lavar y limpiar cómodamente. Es tu base de operaciones para verduras, carnes y utensilios.
- Nada de obstáculos en el camino:
Imaginate el triángulo y asegurate de que no haya muebles o paredes bloqueando el paso. El flujo tiene que ser libre para que cocinar sea un placer y no una odisea.
¿Y si no puedo hacer reformas grandes?
No te preocupes. No todo está perdido si tu cocina ya tiene una mesada larga o una distribución que no permite grandes cambios. Podés adaptarte de la siguiente manera:
- Colocá la heladera en una punta.
- La pileta en el medio.
- Y el horno o cocina en la otra punta.
Esto te dará una funcionalidad similar y te vas a asegurar que el espacio sea práctico para tu día a día.
Bonus track: el triángulo de trabajo adaptado a los diferentes tipos de cocinas
- Cocinas en L: perfectas para el triángulo. Solo tenés que asegurarte de que haya espacio suficiente entre los puntos.
- Cocinas en U: el paraíso del triángulo. Vas a tener todo al alcance de la mano si distribuís bien los elementos.
- Cocinas lineales: seguí la recomendación anterior, heladera a un extremo, pileta al centro y cocina al otro extremo.
- Cocinas con isla: ¡aprovechala! Podés usar la isla como zona de preparación o incluso como la ubicación de tu pileta o cocina.
Suscribite al newsletter de Para Ti Deco
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti Deco cada 15 días en tu mail con las últimas novedades e ideas inspiradoras sobre decoración & lifestyle, completá los siguientes datos:
