La humedad en las casas es uno de los problemas más frecuentes y molestos. Si bien es cierto que puede estar relacionada con el material del que están fabricadas, otras tantas, son las condiciones climáticas y la falta de ventilación las causantes de que aparezca.
Pero lo peor de todo, es que si no se trata a tiempo puede ser perjudicial para la salud y favorecer la aparición de manchas negras o verdes en todo tipo de superficies. Esas manchitas molestas no son nada menos que colonias de hongos (moho).
Así como hace un tiempo te compartimos los mejores tips para limpiar las manchas de humedad de las paredes y los techos, esta vez te contamos cómo quitarlas de las cortinas de tela para que tu casa recupere un aspecto fresco y libre de moho. Tomá nota.
Es importante que tengas en cuenta las recomendaciones del fabricante. No todas las cortinas son iguales y según el tipo de material requerirá otros cuidados.
Cómo quitar las manchas de moho de las cortinas de tela
La acumulación prolongada de humedad en la tela de tus cortinas -ya sea por el contacto directo con la pared o por la humedad excesiva presente en el ambiente- puede favorecer la formación de colonias de moho que se presentan como manchas negras que parecen imposibles de eliminar.
Pero tranqui que eliminarlas es más fácil de lo que parece. Seguí este paso a paso y comprobalo vos misma:
Paso 1. Sacá las cortinas.
Paso 2. Prepará una pasta con bicarbonato de sodio y agua.
Paso 3. Humedecé la zona de la cortina que tenga manchas y aplicá la pasta con un cepillo de cerdas suaves.
Paso 4. Dejá que la solución actúe unos minutos. Si ves que las manchas siguen ahí, podés frotar nuevamente con cuidado hasta eliminarlas.
Paso 5. Enjuagá la zona con agua tibia.
Paso 6. Lavá las cortinas como lo haces siempre, con el mismo programa de lavado y jabón para ropa delicada.
Paso 7. Dejá secar las cortinas bien estiradas aire libre o en un espacio bien ventilado. ¡Y listo!
Cada cuánto tiempo se recomienda lavar las cortinas
Depende del lugar de la casa donde se encuentren se van a ensuciar más o menos. En cualquier caso, al menos una vez cada tres meses, hay que limpiarlas (o para los más perezosos dos veces al año) para prolongar su vida útil y contribuir a que luzcan siempre espléndidas.