Este departamento está ubicado en pleno Vila Buarque, un barrio cargado de historia y diseño en São Paulo. Se trata de un espacio que no solo es hogar, sino también una declaración de estilo.
Diseñado dentro de un edificio emblemático de Artacho Jurado, tiene 70 m2 y fue repensado de pies a cabeza para un joven arquitecto que decidió mudarse a este vibrante barrio. ¿El resultado? Una joya de estilo industrial que combina funcionalidad, modernidad y personalidad.
Espacios abiertos y multifuncionales dominan el diseño de este departamento
Acá no hay lugar para lo convencional. En la reforma integral, prácticamente todas las paredes desaparecieron. Solo las del baño permanecen en pie, dejando el resto del departamento como un lienzo en blanco.
La idea era clara: crear un ambiente abierto donde las actividades fluyan naturalmente. Cocinar, trabajar, relajarse o hacer una fiesta épica… Todo encuentra su espacio en esta propuesta multifuncional.
El diseño, co-creado por el propio residente, se adapta a su estilo de vida relajado pero con visión práctica.
Cada rincón está pensado para equilibrar la intimidad y la socialización, demostrando que un hogar no tiene que elegir entre uno u otro.
El proyecto respira autenticidad gracias a su amor por los materiales naturales. Pilares, vigas y losas dejaron atrás sus revestimientos, mostrando el carácter crudo del cemento.
Las paredes revelaron los ladrillos macizos originales del edificio, creando una paleta que combina el pasado con un toque contemporáneo.
El protagonista del espacio es un impresionante banco de cemento, inspirado en los que se ven en plazas públicas.
Este elemento no solo es un mueble, sino un verdadero organizador visual. Recorre el departamento desde la entrada hasta las grandes ventanas, conectando los espacios de forma fluida.
La luz natural y las vistas privilegiadas hacia Plaza Roosevelt, el Copán y el Edificio Italia son, sin duda, uno de los mayores lujos del departamento. Grandes ventanales de piso a techo bañan el espacio de luz, creando una sensación de amplitud y conexión con el entorno urbano.
El proyecto no perdió oportunidad de destacar esta ventaja y se sumaron detalles que evocan un balcón interior: un piso de piedra, plantas colgantes, una mesa bistró con taburetes y hasta una hamaca paraguaya para disfrutar del paisaje. Todo pensado para que el depto sea un oasis dentro del ritmo acelerado de la ciudad.
Para el dormitorio se utilizó un enfoque ingenioso. En lugar de cerrarlo con paredes tradicionales, se creó un cubo de acero y policarbonato translúcido. Esta solución no solo garantiza la privacidad, sino que mantiene la sensación de espacio abierto.
El contraste con los muebles de contrachapado naval, opacos y coloridos, agrega un toque de calidez y personalidad.
El alma de este departamento está en los detalles: muebles cuidadosamente seleccionados, piezas heredadas, libros, cuadros y adornos que cuentan historias.
Las estanterías de madera y acero sostienen esta mezcla de texturas, mientras que los materiales base de cemento y ladrillo dan cohesión al conjunto.
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