Este departamento de 1930, estaba "atrapado" en una distribución fragmentada y un largo pasillo que bloqueaba la luz natural.
Gracias a una reforma casi total, logró convertirse en un espacio abierto, luminoso y funcional en el que 'menos es más. ¿El secreto? Un diseño inteligente y una exquisita visión que combina lo antiguo y lo moderno en perfecta armonía.
La increíble transformación de este departamento
El objetivo principal de la reforma era abrir el espacio para dejar fluir la luz. Para lograrlo, la solución fue conectar el living, el comedor y la cocina en un ambiente integrado, donde la terraza se convierte en la fuente de luz que baña todo el departamento.
Ahora, la luz va de una fachada a la otra, creando una conexión visual entre todas las habitaciones que cambia la percepción de espacio.
Pasado y presente conviven en este departamento
El departamento tiene su propia esencia y la intervención la potencia. Elementos arquitectónicos originales, como el techo de bóveda catalana y las paredes de ladrillo, fueron restaurados y dejados a la vista, recordando sus raíces.
Para unir lo original con lo nuevo, se utilizó una paleta de colores única, logrando una continuidad visual que integra los materiales restaurados y los nuevos. El resultado es un ambiente armónico, donde cada rincón cuenta una historia sin perder el equilibrio con lo contemporáneo.
Por otro lado, la estética va de la mano con la funcionalidad. El diseño prioriza una imagen limpia y práctica, con puertas integradas en muebles a medida y revestimientos que refuerzan la simplicidad del proyecto.
Sin excesos ni intervenciones innecesarias, el espacio refleja un enfoque minimalista y una elegancia que perdura.
Ficha técnica
Arquitectos: Correa Studio.
Área: 95 m2.
Año: 2024.
Fotos: Simone Marcolin.
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