Hoy se entiende a la vivienda contemporánea como el refugio esencial en la vida humana. Una especie de "nido" desde donde se enfrenta al mundo. Teniendo en cuenta esto, el estudio de arquitectura Bastidas y Salinas diseñó esta casa considerando la cualidad del umbral entre los espacios íntimos y comunes, y pensándola como el escenario de lo cotidiano.
Después de analizar las condiciones preexistentes, el equipo desarrolló un plan para permitir que el espacio en general tuviese suficiente iluminación natural y ventilación. Así, decidieron eliminar un gran muro que limitaba el espacio de la cocina y construyeron un pequeño nicho para desarrollar la idea de un límite habitable entre lo privado y lo público.
Durante todo el proyecto, los arquitectos siempre buscaron interpretar a los usuarios del lugar, sus intereses y dinámicas cotidianas, para permitir que el espacio fuese una expresión de su identidad.
La estética de los espacios domésticos tiene un acervo en la cultura venezolana relacionada al diseño moderno, nociones que se heredaron del siglo pasado a través de generaciones inmigrantes.
La utilización de colores planos, fácilmente reconocibles, permitieron dinamizar los espacios internos y darles carácter y vida, según la visión de sus usuarios.
El piso de terrazo tiene también un fuerte arraigo a la tradición de la construcción. Básicamente, consiste en un piso económico construido a través de retazos de piedra organizados de manera tal que se sujeten con un mortero que se filtra entre las piezas irregulares con un color que contraste con el mármol. Es una representación del ingenio constructivo atemporal que la tradición ofrece.
En ese sentido, el equipo trabajó con nociones tradicionales de la construcción para confrontarlas con estrategias de diseño contemporáneo.
Las áreas comunes son enérgicas y coloridas, tienen un piso de terrazo de tonos cálidos con careteo blanco y una retícula de flejes en diagonal que evoca movimiento y fluidez. El techo de esas áreas es azul turquesa intenso: alude al cielo abierto y a las fuerzas impredecibles de la naturaleza.
La cocina está pintada amarillo mango y azul celeste. Está integrada con el living y utiliza sus atributos de color para atraer la mirada, las energías y convertirse en un punto de convergencia en relación con la circulación y jerarquía de espacios de la casa.
Por otro lado, los lugares de intimidad tienen piso de madera de teca y las paredes son de color arena, tonos cálidos y tenues que transmiten sosiego e invitan a un ambiente de descanso o concentración.
El escenario doméstico construido materializa la interioridad de un refugio muy particular. Un paisaje desenvuelto y fluido que se plantea como un espacio flexible de reglas establecidas. El disfrute del hogar como espacio productivo, de reunión y símbolo de añoranza y franqueza.
Ficha técnica
Ubicación: Caracas, Venezuela
Arquitectos: Bastidas y Salinas
Superficie: 110 m2
Año: 2023
Fotos: Diego González
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