Ubicada en Algaida, en el centro-sur de Mallorca, Casa Roca es la síntesis perfecta entre la arquitectura tradicional mallorquina del siglo XIX con elementos fuertes de gran carácter y la simpleza de líneas del estilo moderno.
El estudio de diseño Quadratmeta (@quadratmeta), con Aranzazu y Maximilian Menck al frente, logró una reforma respetuosa con el origen de esta casa de 234 m2, convirtiéndola en una vivienda confortable y funcional en donde la innovación contemporánea y las tecnologías avanzadas interactúan fácilmente con el pasado rústico y rural.
Para mantener vívida su esencia, se conservaron los elementos arquitectónicos originales de la construcción, como las vigas de madera, las tejas de fango y la piedra de Marés vista, típica de las Islas Baleares, presente en la fachada y en algunos detalles interiores como los arcos ubicados en la transición de los espacios y que rememoran también el pasado morisco de Algaida.
Los elementos decorativos son escasos, ya que dejan a la caja arquitectónica como protagonista, y fueron cuidadosamente elegidos para dar un guiño a la tradición mallorquina. Un ejemplo de ellos son los botellones de vidrio soplado, arte que desde hace siglos se practica en esa ciudad donde funciona la emblemática fábrica Gordiola (en 2019 celebró su 300 aniversario y fue nombrada recientemente como patrimonio mundial por la Unesco).
La decoración ultraminimalista y con un claro respeto por el pasado no impidió que los arquitectos hayan querido enriquecer los interiores con mobiliario de reconocidos diseñadores europeos, como las butacas Pacha, que Pierre Paulin creó en 1975 y que ahora edita Gubi, combinándolas con piezas diseñadas por el propio estudio, como el sofá tapizado en bouclé y la mesa de centro realizada en mármol travertino.
Se mantuvo la chimenea original, hoy en desuso, que tiene doble salida al living y al comedor y se recorta como un detalle de diseño en uno de los rincones. El gran ventanal de vidrio repartido tiene salida directa al patio interno.
La cocina, a la que se ingresa por una de las grandes arcadas que tiene la casa, fue hecha a medida con líneas simples. Los muebles tienen frentes compuestos por lamas de madera de roble diseñadas por Quadratmeta Studio y la mesada es de mármol local, extraído de la zona de Binissalem. Las lámparas colgantes son de yeso a la cal, también idea original del estudio.
El comedor, integrado a la cocina, se amuebló únicamente con una mesa diseñada por Quadratmeta y realizada con mármol de Binissalem y seis sillas cuyo diseño se remonta a los años sesenta y pertenece al diseñador español Mocholi. Los adornos de cerámica son de Ceramics Mim (www.ceramicsmim.com).
En el piso superior se ubican los tres dormitorios equipados con pisos de parquet de roble colocados en espiga. Las vigas originales de la construcción se dejaron a la vista y fueron pintadas con un producto de la marca Farrow & Ball (www.farrow-ball.com) en un tono natural que retoma el color de las paredes y resalta sobre el blanco del cielorraso.
La ropa de cama de lino es de Filocolore (filocolore.com). En reemplazo de los veladores tradicionales se colocaron lámparas colgantes de rattán.
En todos los casos, las zonas de ducha y bacha de los baños se incorporan a la habitación desde lo visual evocando a algunas suites de hotel. Los lavamanos, diseñados por el estudio, son de mármol de Binissalem y se apoyan en un mueble hecho a medida con puertas de madera de roble. La grifería es de Dornbracht (www.dornbracht.com/es) y los sanitarios son de Villeroy & Boch (www.villeroy-boch.co.uk).
Los diseñadores de Quadratmeta decidieron abrir los espacios inicialmente pequeños y crearon, de esta manera, un flujo de luz natural entre los ambientes. Se minimizó la utilización de puertas interiores y los muros se reemplazaron por tabiques de altura media o elementos usados como divisores como, por ejemplo, una antigua puerta reciclada devenida en un espejo de vidrio repartido. La ausencia de separaciones permitió optimizar el ingreso de la luz exterior sin necesidad de abrir nuevas ventanas sobre las fachadas respetando así el diseño original.
El patio interior, de 65 m2, está orientado al sur y se ha transformado en un auténtico oasis que invita a disfrutar del verano mediterráneo. La pileta climatizada está revestida con azulejos en tonos azul verdosos que fueron hechos a mano y fue equipada con chorros de jacuzzi y una cascada que sale desde la piedra. Retomando elementos de diseño utilizados en el interior, en los gruesos muros de piedra se han abierto unas hornacinas que contienen una serie de macetas con plantas de cactus. Las camas de día que ofician de reposeras son un diseño de Quadratmeta.
Los patios no pueden faltar en la recopilación de elementos del estilo mallorquino. Su origen se remonta a la época romana, pero no fue hasta la conquista en 1229 por Jaime I de Mallorca, cuando pasaron a ser un símbolo de estatus. Por otro lado, las reminiscencias musulmanas de la población de Algaida, se pueden ver en el mobiliario y la disposición del patio, con la fuente de agua como elemento central.
Textos: Mariana Soulages.
Fotos: gentileza estudio Quadratmeta (www.quadratmeta.com).