Ingresar en la intimidad de Villa Carmen es como abrir el libro de la historia que narra el periodo mas próspero que vivió la Argentina. Esta casona fue levantada en 1910 por los reconocidos arquitectos italianos Alfredo y Alberto Olivari para la familia de David Hogg y Grace Kay.
Debe su nombre a la madrina de la dueña de casa, que se llamaba Carmen Iparraguirre. El predio fue el regalo de bodas de Carmen a su sobrina Grace pero en ese entonces, sólo había una casita de adobe llamada “El Rancho”.
El matrimonio aprovecha el auge de su negocio y la época de bonanza económica para construir esta casa con salida a las cuatro calles para habitar con sus ocho hijos.
En la década del 50 fue vendida y convertida en el hotel "La Perla de Tigre", que funcionó hasta 1974. En los años 80, el edificio pasó a ser una residencia geriátrica hasta 1993.
Hoy es un espacio de exposición con una propuesta renovada, emplazado en un lugar emblemático de la ciudad, justo frente a la Estación Fluvial de Tigre, con una rica historia edilicia que orienta su programación a la difusión del arte contemporáneo argentino en la Zona Norte de Buenos Aires.
En primera persona
Mariana Hogg, bisnieta de David Hogg, recuerda con visible emoción cómo fue su primer contacto con esta casona: “Cuando entré fue como deja vú, fue como volver sin haber estado nunca”.
Y continúa: “Mi bisabuelo partió en un barco de Escocia con sus dos tíos teniendo apenas 12 años. Al llegar a Montevideo deciden bajarse y seguir a caballo hasta Federación. A David, la costa uruguaya le recuerda a su país natal y piensa que algún día va a comprar un campo allí”.
“Trabaja en un saladero cerca de Concordia. Ahí le enseña inglés al patrón. Luego, llega a Buenos Aires y trabaja en la ferretería industrial de una pareja de españoles que llegan a quererlo como a un hijo. Con el tiempo, les compra el negocio. Ahí hace su fortuna. Construye el City Hotel, su casa y compra el campo mirando al río Uruguay como tal como soñó aquel día cuando bajó del barco”, agrega Mariana.
-¿Y cómo conoce a Grace Kay?
-En San Fernando. Grace, trabajaba como voluntaria en el hospital del partido. Cuando se casan, la señora Iparaguirre les obsequia El Rancho y todo el terreno enorme que iba de una calle a la otra. Luego, mi bisabuelo hace Villa Carmen a los pocos años
-¿Todo esto quién te lo relata?
-Mi papá, que también se llama David. Él llegó a conocer Villa Carmen; iba de visita y se quedaba a dormir.
-¿Cómo era entonces la casa?
-Se que se celebraban a lo grande las Navidades, venía toda la familia y se colocaba en el despacho un árbol altísimo que casi tocaba el techo. Tenía muebles comprados por catálogo a las grandes firmas europeas. Esos muebles ahora están en el campo en Concordia.
-¿Alguna anécdota que nos quieras regalar?
-Bueno, parece que mi bisabuelo para tomar el tren a Buenos Aires (la estación de Tigre estaba donde hoy está la estación pluvial) esperaba que el guarda le tocara la campana avisando de la llegada de la formación para que él cruzara rápido la calle y la abordara.
-Por lo que nos contás, David ha sido un ejemplo de empeño y trabajo…
-Sí, de muchos valores. De hecho, conservamos una carta que escribió a sus hijos donde les pide que siempre se honre el buen nombre de los Hogg
-El mejor legado…
-Así es. Y tengo un abanico de madera tallado que se lo regaló la señora Iparragirre a mi bisabuela y que tiene que pasar de una mujer Hogg a otra mujer Hogg, así que tengo que elegir el día de mañana a otra Hogg que lo conserve
Antes de despedirnos, se suma a la charla David Hogg, padre de Mariana y nieto de aquel inmigrante laborioso.
Tiene bajo perfil, pero entiende que su historia familiar es un retrato vivo de una parte de la historia argentina que soñaba en grande.
Nos muestra fotografías de Villa Carmen y aporta algunas precisiones. Lo acompaña Patricia, su inseparable mujer. Los cuatro, nos damos un abrazo cálido después de haber hecho un pequeño viaje a las tierras de la nostalgia.
Desde 2015 las salas están destinadas a las expresiones de arte contemporáneo local y nacional. Este inmueble hoy forma parte del patrimonio cultural tigrense.
La entrada al centro cultural es gratuita. Está ubicada en Gral. Bartolomé Mitre 370 y hay visitas guiadas.
Fotos: gentileza archivo familiar de la familia Hogg y @casa.de.las.culturas.tigre.
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