A la hora de armar su mesa navideña 2020, la fotógrafa, directora creativa y artista Anita Gil, cuenta. “Quise contar una historia en el patio de casa que es el lugar en el que más me gusta estar, vivir y compartir con todos mis seres queridos”.
Para ella, el patio es “una metáfora de lo que pienso, siento y vivo cada día de mi vida. Es ese instante detenido y capturado en esta mesa de Navidad”, expresa Anita Gil.
Así, cada detalle va construyendo esa historia sobre una mesa sencilla, para nada ostentosa –“no es momento de candelabros de plata”, reflexiona- y con la convicción de que este momento de celebración se tiene que vivir como algo cotidiano y que se transforme en extraordinario.
“Elegí detalles genuinos -dice Anita- A las flores las corté del jardín, los cubiertos son los que me regaló mi abuela y que ella usaba en todas las Navidades. Me hacen conectar con la vida y herencia familiar”.
Una mesa para el almuerzo de Navidad
En cuanto a los materiales para su puesta en escena de Navidad, apostó por texturas nobles, como algodón, seda natural y lino auténtico.
La decoradora Victoria Kon fue socia de Anita en la elaboración de esta escena de almuerzo del día de Navidad.
Transcurre en su patio inspirado en los de los antiguos caserones parisinos. “Cuando lo hice quería que me trasladara a esos patios de París a los que llegás a través de un pasaje, en cualquier calle de la ciudad, y te encontrás de repente con un patio lleno de plantas”.
La vegetación manda alrededor de la mesa alineada a ese entorno, con colores muy neutros que transmiten paz y serenidad, sin desentonar ni provocar estridencias que hagan ruido.
Al contrario, las tonalidades elegidas acompañan el ruido del agua de una fuente cercana, los olores de la vegetación.
“Lo que quiero transmitir es sensibilidad para todos los días -expresa Anita Gil- Cuando armo una mesa me encanta que sea armónica, que tenga juego, de alturas y de colores; cultivar los sentidos y la sensibilidad”.
Se trata de buscar la belleza y la poesía de las cosas, desde un arreglo a la comida que se prepara y sirve, y de generar “una experiencia sensorial, sensual, y onírica que te lleve a viajar a través de los sentidos”.
Su autora también buscó hacer una mesa para que el invitado se sienta cómodo y agasajado: una mesa serna y amable, sobre todo confortable, por encima de cualquier protocolo y convenciones.
Sobre los manteles de Tussor color natural con unos bordados mínimos, en los platos el detalle que resalta a primera vista son las ciruelas con sus hojas, recién arrancadas del árbol de la propia huerta de Anita. “Un detalle para recibir al invitado con algo natural sobre su plato”.
“En mi mesa de Navidad se refleja el amor de la persona que la puso y que la armó, y eso es lo que me importa que se note y se transmita”, concluye su autora.
Más información: parati.com.ar