Carolina de Mónaco y Stéfano Casiraghi se conocieron en el verano de 1983 y se casaron 6 meses después. Fueron una de las parejas más glamorosas de esos años y, después de la trágica muerte de Casiraghi en 1990, se suele decir que la princesa ya nunca volvió a tener "ese" brillo en los ojos.
Cuando se conocieron, ella había estado casada apenas dos años con Philippe Junot, conocido en su entorno como el emperador de la noche. De todos es sabido que la relación acabó mal y se divorciaron en 1980.
Carolina también había vivido un duro golpe con la muerte de su mamá, la princesa Grace, que falleció en 1982, en un accidente automovilístico. Tras esa etapa de tristeza, Stéfano, un empresario italiano, millonario y deportista, le devolvió la paz a Carolina, que vivió 7 años de felicidad plena a su lado.
Cuando se casaron, la princesa estaba embarazada de su primer hijo, que nació pocos meses después. La ceremonia se llevó a cabo sin el visto bueno de la Iglesia, ya que Carolina se había casado por esa institución con Junot. La nulidad eclesiástica llegó después de la muerte de Casiraghi.
El 8 de junio de 1984 nació el primer hijo de la pareja, Andrea. Y dos años después, el 3 de agosto de 1986 llegó la niña, Charlotte. El tercer hijo, Pierre, llegó al mundo el 5 de septiembre de 1987. Los Casiraghi eran una familia feliz.
Según los registros de esa época, hasta que Stefano se cruzó en su vida, Carolina había sido una chica rebelde, que amaba la vida nocturna y las fiestas. Con él encontró la estabilidad y el amor.
Casiraghi era un apasionado deportista. Al momento de su muerte había ganado 12 de las 80 carreras de off shore en las que participó desde que empezó a competir en 1984, llegando a conquistar el campeonato del mundo 1989 en Atlantic City. Murió trágicamente manejando su embarcación el 3 de octubre de 1990.
Al no haberse casado por iglesia, los hijos de la pareja eran considerados ilegítimos. No fue hasta un decreto del papa Juan Pablo II en 1993 (ya había muerto Stefano) que la Iglesia consideró "legítimos" a los tres niños. Sólo entonces quedaron definitivamente incluidos en la lista de sucesión al trono del Principado.
Charlotte Casiraghi tenía solo 4 años cuando murió su padre. Sin embargo, suele rememorarlo con cariño. "Cuando pienso en él recuerdo su coraje. Todo lo que hizo me recuerda lo valiente que era", declaraba hace unos años en una entrevista. "Podría decir que mi padre me dio el coraje", dijo la hija de Carolina de Mónaco en una entrevista.
La muerte de Stéfano fue el segundo gran golpe de la vida de Carolina, luego del fallecimiento de su madre. La princesa empezó entonces un largo periodo de reclusión en Saint-Remy, una pequeña localidad de la Provenza, donde crió a sus hijos.