"Esta camisa tiene 27 años. Me la entregó Gianni personalmente la primera Navidad que yo trabajé con la familia. Es lindo. Tiene un recuerdo personalizado. Tiene el ADN de esa época. Muy lindo", fue lo primero que dijo Donato De Santis en uno de los programas de MasterChef Celebrity de esta semana al lucir su camisa con la típica estampa icónica del diseñador italiano. Y hasta desfiló. Mirá cómo lo hizo:
Es que en sus primeros años como chef trabajó en mítica Casa Casuarina, la mansión en Miami de Versace. Incluso se hizo cargo de los trámites tras el asesinato del diseñador, el 15 de julio de 1997, en ausencia de su familia.
"Era una cocina muy sencilla la de Versace, casi una cocina aristocrática de antaño, donde los platos eran ovalados a la francesa, pero con comida italiana siempre. Mucha hortaliza, mucha legumbre. Amaba el risotto, sencillo, blanco, a lo sumo con zucchini, o con azafrán. Era extravagante en la moda, en el diseño, pero en la cocina era de gustos muy sencillos. Y le gustaban mucho los postres, pero me pedía que no los hiciera, para cuidarse", recueda el chef.
Cuenta que le daba carta blanca: "Ya en el primer evento que le hice se dio cuenta de que estábamos muy cómodos. Además los dos veníamos del sur de Italia, entonces teníamos un cierto gusto marcado por la forma en que se ve la comida, el color, que se pueda degustar sin excesos. No le gustaba el picante, no la cebolla, ni los mejillones. Esto me lo dijo el primer día".
Así lo contrató Versace a Donato:
Cuenta que fue: "Una experiencia alucinante, en la que trabajaba 36 horas al día, por qué empecé como cocinero, pero cualquier persona que trabajara con él, en su círculo más cerrado o íntimo, si lo quieres llamar así, terminaba entregado por completo al trabajo".
"Con Gianni fue una conexión instantánea. Teníamos el mismo gusto por la comida simple, genuina. Los mejores productos, sin límite de presupuesto, nada muy estrafalario. Fue una etapa muy linda", relata Donato. "Cuando mataron a Gianni las cosas cambiaron, fue un freno obligado. Encima me agarró en un momento donde estaba cansado. Quería volver al restaurante, a la adrenalina, a una actividad más de cocinero, dejar de estar siempre entre la farándula. Estaba harto de la extravagancia, los excesos, la excentricidad. Ya había probado de todo, necesitaba un poco de orden", confiesa.
Sigue recordando: "Fue hermosa, linda, irrepetible, un cuento de hadas que duró casi cinco años con él, más dos años que trabajé con sus hermanos y el resto de la familia que estaban completamente desubicados y querían rodearse de las personas más cercanas".
Y comenta que: "Además de trabajar para un genio, la cotidianidad de su vida era almorzar con Madonna, pasar la tarde con Elton John y cenar con Sting. Pero además, cuando estás dentro de ese círculo, no te tratan como un empleado, sino como si fueras parte de una familia."
Donato fue algo así como su mano derecha: "Una vez me gané la confianza de él y su familia, pasé a ser el Amo de Casa de allí. Organizaba todas las fiestas, las cenas y reuniones, los regalos, las flores y todo el entretenimiento que había en la casa de uno de los diseñadores más grandes del planeta. Alquilaba limosinas o aviones para sus viajes de placer, estaba pendiente de su ropa y sus antigüedades que tanto quería. Yo le hacía todos los reportes, en especial sobre los daños que se producían en la casa tras las fiestas. Me salía tan bien, y lo digo con orgullo, que Gianni muchas veces me encargaba de tomar las decisiones de su casa, lo que era una gran responsabilidad por el personaje y la casa".
Y aclara que Versace era "realmente era muy exigente y más en su casa, por lo que me encargaba yo de preparar al personal para que hiciera las cosas tal cual él quería y como le gustaban a su familia, como las flores indicadas para que le dieran a la casa un aroma a Hawái, la forma exacta como quería que se doblaran las toallas y las 300 velas perfectamente alineadas. Cosas así".
Donato era el chef de Versace cuando lo asesinaron
Donato De Santis tenía 30 años cuando como cocinero personal de Versace se hizo cargo de los trámites tras su muerte. Así lo recordó en una nota de Infobae: “Esa mañana, antes de las nueve, me llamó la arquitecta que trabajaba como asistente en la restauración de la casa, quebrada en llanto. Yo estaba en aquel entonces en otra residencia. No estaba en la casa en aquel momento. Ya en el tono de voz te dabas cuenta de que había pasado algo. ‘Donato… ¡Gianni was shot… Gianni was shot…!’, me gritaba. Fue un shock tremendo para todos, y para mí también. Entonces salí en mi auto para allá. Lancé un mensaje al beeper de la casa y me llamaron; hablé con uno de los asistentes que estaba ahí. Me dijo que no fuera porque estaba todo blindado. Entonces me dirigí directo al hospital. Llegué apenas minutos después de la ambulancia, pero él ya había fallecido en el camino”.
La familia de Versace no se encontraba en el país, así que Donato tuvo que tomar el control de la situación, hacerse cargo de los trámites y hasta reconocer el cuerpo.
Sobre la muerte, dijo: "Nadie pensó que podía suceder eso, no. Gianni era un tipo muy amistoso con todos, hasta con la prensa. Te podías acercar bastante. Él nunca salía con guardaespaldas, decía que no hacía falta. Le gustaba estar cerca de la gente y se maravillaba de que algunos quisieran tener un autógrafo suyo. Le causaba mucha gracia sentirse un rockstar, lo tomaba con mucha ironía".
"Yo realicé el comunicado de prensa, estuvimos en el hospital y la morgue, haciendo que dos limosinas vacías dieran vueltas por un lado del hospital para que los periodistas las siguieran y por otro lado, en un auto normal, entrara o saliera la familia Versace", relata Donato.
“Era todo muy hollywoodense: actores, actrices, modelos, detectives… Había de todo, pero era un ambiente tenso”, recuerda Donato lo que vio en la mansión cuando regresó después del hospital y de hacer los trámites.
“Para hacer algo me puse a cocinar una pasta y una crema pastelera fría, el postre preferido de Gianni. La serví en unas copitas de vidrio con dos deditos de cremina. Antonio, su pareja, apenas vio el postre se quebró. Fue algo muy emotivo. Yo lo hice instintivamente, con mucho corazón, y nos quebramos todos, fue un llanto general que hizo que todos nos libráramos de esa tensión. Eso es lo que logra una comida”, comenta.
"Fue algo que quedó truncado, eso sentíamos. Era su mejor momento y lo vivimos todos, su familia y los que estábamos con él, porque vivía como en un clan. Yo todavía hablo con Santo, el hermano. Con él organizamos todo lo posterior a la muerte. En los años sucesivos siempre tuve sueños con Gianni, como si todo continuara, como si nunca hubiera muerto… Realmente fue una experiencia muy linda que sigo atesorando al día de hoy y la atesoraré siempre", concluyó Donato.