Desde Giorgio Armani a Stella McCartney, la pandemia ratificó la necesidad de bajar el ritmo frenético de la moda: achicar el calendario de colecciones, reducir la cantidad de prendas y dejar que sus talentos vuelvan a crear sin tantas presiones. ¿Será posible el cambio?

"Yo no quiero trabajar así, es inmoral", así tajante habló Giorgio Armani cuando la pandemia del coronavirus se extendió por el mundo.
Desde Italia -gran foco del virus- el diseñador de Armani (uno de los últimos grandes en carrera en la industria de la moda) remarcó que la moda debía decir basta. Los diseñadores por sobre el negocio.
El mundo frenético de la moda contra los diseñadores

La crisis una oportunidad para redefinir a la industria que viene sufriendo el ritmo frenético de colecciones y desfiles que muchas veces terminan con una pérdida en la identidad de los diseños.
En una nota en Women's Wear Daily, el diseñador se mostró contra el exceso de oferta entre tantas colecciones.

Reclamó un calendario más sensato: “No tiene sentido que un traje mío esté en la tienda durante tres semanas, se vuelva inmediatamente obsoleto y sea reemplazado por una nueva mercancía no demasiado diferente de la anterior”.
Armani lamentó como "las finanzas se han impuesto a la creatividad". Así abogó por un cambio: “una oportunidad para volver a dar valor a la autenticidad".
"Este momento que estamos atravesando nos ofrece la oportunidad de arreglar lo que está mal. Tenemos la oportunidad de reducir la velocidad y reajustar todo".
El debate por el calendario de moda internacional
El año pasado y tras 20 años en la industria, el designer Zac Posen cerró House of Z y Z Spoke. No pudo con las exigencias del mercado y del calendario.

"Estamos decepcionados de que estos esfuerzos no hayan tenido éxito. Sigo orgulloso de lo que creamos y con esperanzas para el futuro”, dijo entonces.

Zac las vistió a todas, desde Gwyneth Paltrow y Rihanna hasta Michelle Obama y no son pocas las que comprarían con gusto de nuevo sus trajes. ¿Se viene la vuelta?
Alber Elbaz: símbolo de la revolución de los diseñadores

Otra dura baja fue la de Alber Elbaz en Lanvin. En 2015 el diseñador abandonó abruptamente el lugar después de 14 años. Fue él quien elevó las ventas y puso a la firma en boca de todos.
"Si todos tienen el mismo punto de vista, nadie ve los errores”.
Alber Elbaz, diseñador
Su renuncia fue tras desacuerdos con el directorio (liderado por la magnate de medios taiwanesa Shaw-Lan Wang, a cargo desde 2011). Su salida dejó a todas con ganas de más.

“Ya no quería dibujar, no siquiera tocar las telas”, confesó Elbaz. “Sentí que no iba a regresar a la moda nunca más”. Pero en 2019 el diseñador israelí volvió al ruedo y es un defensor de cuidar la creatividad por sobre el calendario.
“Ya no quería dibujar, no siquiera tocar las telas”
Alber Elbaz, diseñador

El reclamo de los diseñadores
Cuidar al talento y brindar una propuesta fresca por sobre una máquina de hacer chorizos versión moda, así elige trabajar Alber Elbaz.

Alejado de los desfiles, Alber dijo que fueron años de introspección y una vuelta a enamorarse de su labor: “Quería entender hacia dónde va la moda ahora”.
“Sentí que no iba a regresar a la moda nunca más”
Alber Elbaz, diseñador

En una entrevista en El País el designer comentó que uno de sus errores había sido unificar:
“Creamos equipos de trabajo homogéneos, todos con aproximadamente la misma edad y una visión muy parecida. Si todos tienen el mismo punto de vista, nadie ve los errores”, señaló.
El paso al costado de Tom Ford

Tom Ford fue otro de los primeros que se bajó de la calesita del cronograma de la moda internacional: al menos de la de Gucci y de Yves Saint Laurent (hoy Saint Laurent) en 2004.
"Estoy muy triste por un futuro sin Gucci. En los últimos 13 años, esta empresa ha sido mi vida", declaró por entonces.
"Tom Ford dejó Gucci por la presión. Sos humano y no tenés ideas todos los días"
Laurencio Adot, diseñador
"Tom Ford dejó Gucci por la presión -afirma el diseñador argentino Laurencio Adot-. Porque sos humano y no tenés ideas todos los días. Llega un momento en que ya lo hiciste todo, desfile acá, allá... y dejar por eso te da tristeza", destaca.
Diseñadores que marcan la diferencia

"Hoy muchos trabajan para grupos financieros (yo no, menos mal) y me da mucha pena porque valoro el tiempo que pasamos con proyectos dando vueltas por la cabeza para que nos apuren".
"A mí este parate me vino bien porque puso mi cabeza a trabajar en nuevas cosas y las soluciones a veces están enfrente de uno. Mirá Saint Laurent", remarca Adot.

Saint Laurent fue quien marcó el camino durante esta pandemia anunciando que no se sumaría a ningún desfile del cronograma internacional. De ahora en más: su ritmo, sus reglas.

"Para sobrevivir las marcas debían vender pero imaginate crear 56 colecciones, ¡te volvés loco. Yo hoy hago tres -dos de pret a porter y una de prendas a medida-. ¡¿Siete?! Eso solo podía Karl Lagerfeld que era un genio.
"A mí me dio un ACV. Creo que hay que tener un mejor estado de vida y la humanidad está cambiando. Hoy la moda se tiene que adecuar al mundo", asegura Adot.
"Imaginate crear 56 colecciones, ¡te volvés loco! A mí me dio un ACV. Hay que tener un mejor estado de vida"
Laurencio Adot, diseñador
La moda que viene después de la pandemia
Así la pandemia del coronavirus se convirtió en el punto de inflexión que obligó a que todos consideraran como imprescindible un cambio radical en la industria de la moda, ¡y ya!
"La moda se tiene que adecuar al mundo"
Laurencio Adot
Stella McCartney: pionera de la moda del futuro
Stella McCartney se adelantó a la crisis. La designer tocó fondo y estuvo en problemas económicos justo antes de levantarse y comprar su parte de acciones al grupo Kering.

Con su firma en su poder (donde podía tener voz y voto sin tener que consultar) se alió con su competencia, el LVMH.
Hoy Stella es quien guía al imperio francés hacia un nuevo camino lleno de innovación y sustentable no solo con su firma, sino también como consultora en el resto de sus marcas.
La creatividad de los diseñadores se impone por sobre los negocios y las presiones del mercado. De ahora en más serán ellos (de la mano de sus consumidores) quienes dicten qué, cómo y cuando.