Servicios, ubicación, decoración y, sobre todo, contactos. La modalidad del coworking llegó para quedarse y cada vez son más los lugares donde podés practicarlo.
El desembarco de WeWork, el gigante americano, marcó la pauta con la inauguración de la Torre Bellini, todo un edificio donde coworkear. “El coworking es una tendencia de muchísimos años en todo el mundo y que llegó a Buenos Aires hace más de ocho años –explica Pato Fuks, CEO de WeWork para Latinoamérica–. Las grandes compañías ven en nosotros una oportunidad".
Con clientes como Banco Santander en México o Al Mundo en Buenos Aires, Fuks asegura que tienen “el mejor edificio en la ciudad, con todo listo y por unos dólares tenés tu escritorio, Internet y conocés gente todos los días. Es una comunidad donde te relacionás de la misma manera en que lo harías en el lobby de un hotel”. La empresa ya tiene 210.000 miembros y locaciones en 71 ciudades de todo el mundo. En Buenos Aires sumó una apertura en Vicente López.
Trabajar en un coworking está alineado a los tiempos de hoy donde compartir (autos, mobiliario, herramientas y hasta empleados) permite aprovechar los espacios, recursos y tiempos.
Los servicios (wi-fi de alta velocidad, el must) y la locación se vuelven bienes preciados. Sólo llevás tu computadora a un espacio común. Combina grandes empresas con oficinas particulares (pisos enteros) o microemprendedores que van por un hot desk (elegís dónde trabajar), un espacio lindo como carta de presentación con salas de reuniones que podés alquilar. Así conviven desde un abogado a una empresaria del rubro calzados.
Creadora de los zapatos Hey Lupe!, Marcela Barbaro (38) alquila un espacio por mes. “Así tengo una oficina y la opción de utilizar varias salas. Los pisos comunes están decorados con mucho diseño y como lo mío son zapatos, hacemos fotos ahí”, cuenta Marcela y asegura que en WeWork Bellini lo mejor son los contactos.
“Hay emprendimientos de todo tipo, fotógrafos, diseñadores gráficos, páginas web y así nos juntamos con otra chica y una vez por mes hacemos nuestro open showroom. Gana también la ubicación geográfica ya que como vendo online me facilita las cosas para mandar motos y sus servicios me permiten desligarme de temas como seguridad o limpieza. ¡Me sirve!”, describe Barbaro, quien renueva su contrato cada seis meses y tiene vecinos a empresas como Al Mundo o Flybondi. En estos submundos todo está preparado para que no necesites salir.
YO COWORKEO, TU COWORKEAS... Los espacios de trabajo en común son una modalidad que supo imponer en el país el pionero Urban Station. “Lo que más gana es la funcionalidad del networking, el sistema que arma adentro este ambiente”, asegura Pablo Lucchetti (39), uno de sus creadores.
“Desde que empezamos en 2009, las personas le fueron tomando la mano. Les ofrecemos equipamiento y no tienen que ocuparse de nada. Desde imprimir los archivos a desayunar, está todo incluido”, comenta.
“Pagás por horas y las podés usar en cualquier Urban. Trabajás y hacés el check out cuando te vas y listo. También tenés pases mensuales libres”.
¿Quiénes van? “Arquitectos, desarrolladores de apps como Alibrate, vienen de Easy Taxi, de Rappi…”. ¿Opciones? En Urban podés optar por tu Open Space ($ 85, la hora), Your Office, salas de reunión y hasta auditorios. ¿Necesitás equipos proyector para tu sala? Lo tenés y un espacio para 8 personas por 4 horas te cuesta $ 2.220.
Sus oficinas ya tienen réplicas en Chile, México, Colombia y Egipto. Además, ofrecen servicio de oficina virtual (ideal por si te mandan cosas y no contás con nadie que se encargue de recibirlas).
Los espacios de coworking se convierten en soluciones prácticas y efectivas. El Grupo Cepas, la empresa de bebidas, acaba de mudar dos de sus divisiones a WeWork en el microcentro.
“Contamos con las mismas cosas que tenemos en Avellaneda –salas donde poder hacer capacitación, equipamiento– sólo que ahora estoy en un lugar estratégico a la hora de poder visitar puntos de venta o que me puedan visitar clientes”, explica Gustavo Vocke (33, brand ambassador del Grupo Cepas).
¿Cómo se manejan? “Tenés todo los medios de transporte cerca y la compu me la llevo yo y ahí hay muy buena conexión. ¿Tenés visitas? Mandás un mail avisando, te juntás en las áreas comunes o bookeás una sala de reunión a través del website o de la app”, detalla.
NUEVAS TRIBUS. Pero en la era del coworking no todos buscan lo mismo y vale adaptarse al cliente. Si caminás por Palermo, seguro notaste que en los últimos tiempos varios espacios abrieron a la par. Como Music Hub “el primer coworking especialmente diseñado para la industria de la música”, describe uno de sus creadores, Max Páez Carrizo.
Hay membresías que incluyen horas o bien podés pagar por jornada o por proyecto para utilizar sus espacios. “Soy emprendedor desde hace más de diez años, músico y deejay. Desarrollé muchos proyectos tecnológicos y los espacios de coworking siempre fueron para mí una plataforma de trabajo muy interesante, no sólo por la infraestructura sino para desarrollar el networking, que para que un músico pueda desarrollar sus proyectos es muy complicado”, describe Max, quien junto a Santiago Franch creó Music Hub Estudio de grabación, salas de ensayo, "todo está diseñado de manera modular".
A unos metros y casi al mismo tiempo abrió sus puertas Café Flor de la mano de los franceses Florian Urtizberea y Bautista Cassez (29). En este lugar el buen café, los servicios y un sistema práctico de salas de reuniones son los pilares. Llegás, terminás tu consumo (pagás por hora) y estás.
Asegura Florian: “Que cada vez haya más variedad de espacios refleja cómo se trabaja hoy y permite que cada quien encuentre su mejor manera de producir”.
Textos: Paula Ikeda([email protected]) Fotos: Paula Ikeda/ Gentileza de las marcas Urban Station
