Aunque en el día a día tratamos de ir deshaciendo los nudos que nos plantea la vida, cada vez más gente aprende a hacer nudos a través de la antigua técnica del macramé. Sí, esa que todas vimos en los portamacetas o en las cortinas de la casa de nuestras abuelas pero reeditada, con un plus de diseño que hoy la convierte en tendencia.
Este arte de más de 4000 años –que surgió con los persas y luego los árabes llevaron a Europa, desde donde se masificó– consiste en crear tejidos a través de nudos, usando las manos, sin agujas.
“En Los Ángeles ya era furor hace dos años. Es increíble cómo creció el interés por volver a lo manual, a lo artesanal; se está viendo en todo el mundo”, explica María Magdalena Espósito, creadora de Blue Flamingo Bs. As. (@blueflamingo_bsas) junto con su socia Agostina Tronconi.
“Si bien se trata de hacer nudos, que es algo simple, hay que hacerlos con armonía, buen gusto y creatividad. Volver a lo de nuestras abuelas, pero con los estilos más modernos. El macramé está ligado con lo boho-chic, un estilo libre, espontáneo, natural, donde lo bohemio se convierte en tendencia”, agrega la instagrammer en deco Majo Firreri (@mercado_decoracion).
Nudo a nudo se pueden crear y decorar distintos objetos de la vida cotidiana: “La técnica consiste en hacer nudos con distintos tipos de hilos y cordones de algodón, aunque también se pueden usar hojas de plantas, cueros, sogas, lanas, es decir, todo lo que se pueda anudar y sea resistente. Estos nudos van formando la trama del tejido”, explica Verónica Alessandrini (@modernmacrame_va), tejedora especializada en macramé que agrega que “el nudo básico es súper fácil de aprender y se pueden hacer todos los elementos y diferentes dibujos”.
Espósito, por su parte, explica que “es una técnica en la que no se usan agujas y por eso se siente directamente el material en las manos. Es muy terapéutico, como cuando se amasa el pan: las manos están ‘en la masa’”, y cuenta que hay una variedad enorme de nudos, pero que suele usarse una franja de 5 y, según como se vayan acomodando, surgen los diferentes diseños.
Los más habituales son el nudo de montaje, el nudo chato (o cuadrado), el medio nudo, el nudo espiral y el nudo festón. Aunque el hilo o cordón se vende habitualmente en color natural en las mercerías y laneras, las especialistas consultadas explican que es posible conseguirlo en distintos tonos (incluso en negro, que está muy de moda), aunque coinciden en que “la parte más linda es teñirlo en casa, y en este caso el hilo debe ser de algodón para poder hacerlo con éxito”.
ALGUNAS IDEAS. Majo Firreri comparte su gusto por el macramé y su pasión por la decoración, y nos da algunas ideas prácticas de cómo incorporarlo en nuestro hogar: “Tener un tapiz sobre una pared suma un toque rústico, las lámparas dan mucha calidez porque entre los nudos se refleja la luz y se puede así decorar todo un ambiente; también me gusta mezclar almohadones de tela rayados, lisos y otros con dibujos en macramé y así se cambia rotundamente la escena. Los telares, los pies de cama o las mantas para poner sobre el sillón en yute, aunque no es lo más visto porque es el más rústico y se despelucha más, quedan divinos, y yo los prefiero con flecos extra large que desborden en el piso, así tiene más presencia”.
Aunque a muchos les sorprenda esta nueva moda por el arte de hacer nudos, Verónica Alessandrini cuenta que ella la veía venir: “Esto de volver a lo que hacían nuestras abuelas, pero con un toque moderno adaptado a esta época, iba a pasar. Lo mejor de todo es que es infinito lo que se puede hacer y cada pieza es única porque cada una le pone su impronta”.
Texto: Carolina Koruk. Fotos: Gentileza Modern Macramé Va, Propia, Aires de bohemia.