Fernando Arias es un fotógrafo argentino que vive en Milán desde hace 18 años. Cómo vivieron la llegada del Coronavirus, cómo se propagó. Qué hacen los milaneses y su mensaje: "tengo una responsabilidad como parte de la sociedad, se trata de adaptarse a las reglas".
"Está heavy la mano, no la estamos pasando bien. Es mucho peor de lo que la gente se imagina". Fernando Arias es un fotógrafo argentino y hace 18 años que vive en Milán, Italia.
Pensaba venir a la Argentina en abril a ver a su familia y amigos. No pudo ser. Desde hace cuatro semanas que Europa enfrenta el Coronavirus, lo que comenzó en Asia se extendió de una manera que nadie imaginó. Sus planes (y los de todos) cambiaron.
"Hace tres semanas hablábamos de mi viaje y ahora todo parece lejano. Y es que la situación cambió de repente: la realidad que es que te mando videos porque ¡sino la gente no me cree!", cuenta Fernando desde Milán, "Milano" como le dice él ya con un acento mezclado.
"Si me preguntás, en Italia estábamos como en el Titanic, pensábamos que Europa era indestructible, que era enorme y segura. Escuchamos del virus, pero era del otro lado del mundo. No te ponés a pensar que te puede tocar", explica Arias.
Milán, desierto
Lo que comenzó en Asia, se expandió: "Pasan las semanas y al virus lo vas sintiendo más y más cerca. Aquello que creías lejano deja de serlo cuando un día te llama una amiga y te dice que hay un caso en Milano… 'Ese caso es mi hermano'".
"Tiene 38 años y sigue internado pero estuvo mucho tiempo con respirador artificial", cuenta Fernando. "Ya estás a un grado de separación del Coronavirus".
¿Paranoia?
Allí comenzó la prevención: "Comenzaron a decir 'No se junten'... ¿¡En Italia!? Quedamos todos medio perplejos. 'Acá está pasando algo grave', pensamos.
Pero aún salíamos a comer, a trabajar -soy fotógrafo especializado en moda-. Veíamos las noticias y los casos aumentaban.
"No pensamos que eran 'cosa de los medios', acá en Italia eso no pasa (quizá el argentino piensa siempre que hay un complot detrás o es cosa de alguna fuerza organizada). Acá dicen 'es un virus' y es un virus. No se juega con esas cosas. Sabíamos que debía ser importante.
Aún así, para el milanés la cultura del trabajo es sagrada, ama el laburo. El que vive en Milán no sabe de quedarse en casa. Es la capital de la moda, del diseño, hay muchas empresas... pararlo todo cuando alguien sabés que así se arriesga a que una empresa se funda... ¡no se trataba de algo inventado!
Hace una semana llegó la ordenanza: smart working (teletrabajo) y todo cerrado.
Y así, justo acá en Milán, donde el aperitivo de las siete de la tarde es cita fija se dijo: no más after office. No más restaurantes, no más trattorias (sí, casos de delivery).
"No pasa nada"
Al principio, parte de la sociedad -en especial los jóvenes- no pensaron en la gravedad: "¿qué te va a pasar?", "Estamos bien"... Y así, ¡salían igual! Hay que quedarse en casa, te lo piden por algo.
Acá suspendieron los casamientos, ¡los funerales! Hoy, al que se muere por Coronavirus los familiares no llegan ni a despedirlo. Y todo lugar donde vean más de cuatro personas juntas, te lo cierran.
Pero, quienes tenían smart work aprovecharon los ratos libres para salir. Así fue el fin de semana previo al Día de la Mujer, el 7.... lindo día, al sol.
Al día siguiente cerraban la región de Lombardía (que es como que cierren la provincia de Buenos Aires para contener al virus) y Milano tiene mucho inmigrante del Sur que, cuando se enteró de esto, empezó a amontonarse en trenes para volverse.
El Norte -con Lombardía, donde está Milano- estaba contaminado pero el Sur más o menos tiraba... Bastaba con que uno de ellos estuviera enfermo y ahora ves: el Norte y el Sur están contagiados por igual.
Quienes lo hicieron fueron socialmente señalados. Es por el bien común que las cosas tienen que hacerse.
"Quedate en casa"
"Hace tres semanas tenía que mandarle a un amigo en Buenos Aires un libro por medio de un italiano amigo. Le dije: 'No... fijate, te arriesgás mucho al encontrarlo'.
Me dijo: 'Fer no me asustes, dale. No pasa nada'. Hoy está en cuarentena. Hay que pensar como grupo".
Tengo 43 años. Hoy, los jóvenes que se seguían juntando, que se lo tomaban muy frívolamente y decían que era una exageración, entendieron. Se quedan en casa y toman clases online.
A la hora de los negocios: todo lo que sea superfluo está cerrado. Es ley".
El día a día
"Con mi mujer tratamos de organizarnos. Es una cosa de día a día, nadie se esperaba esto. Por ejemplo esta mañana decidimos ir bien temprano al supermercado. Hay colas afuera y cada uno se mantiene a más de un metro de distancia.
Dejan pasar uno por familia. Nosotros entramos de a uno, por turnos... Y ya alguien saltó cuando vio que ayudaba a mi mujer a llevar las cosas a la salida. La gente está muy nerviosa. No hay cantidades exactas, pero la idea es que no se convierta en desabastecimiento.
En el día a día, todos en Milán nos estamos manejando por los consejos de Defensa Civil y del Instituto Superior de Sanidad. ¿Qué piden? 'Quédense en sus casas y no salgan'. Así no se propaga el virus y se colapsa el sistema de salud. Y es gente que sabe.
Nos pegamos al televisor ver qué dice la conferencia de prensa diaria. Y, si te sentís mal no vas al médico. Hay un número especial, el 112, vienen a verte.
Vivir un día a la vez
Fernando está especializado en moda y la industria de "Milano" se mueve alrededor del turismo, desfiles y campañas. Pero todo eso fue cancelado:
"No sabemos aún cómo serán las cuentas, qué pasa con los que cerraron sus persianas, si habrá subsidios o que. Vamos viendo. Hoy solo sabemos que estamos encerrados en casa (eso que ves en las noticias, lo de la gente cantando o jugando desde los balcones. ¡Eso es Milano!).
Son quince días y faltan otros quince días más, mínimo, de encierro. Un mes sin actividad comercial.
No estábamos preparados para esto pero ustedes allá tienen la oportunidad de preverlo. Aunque primero la gente tiene que entender la seriedad de esto. ¡Que pase primero en Europa por el invierno y el frío es solo un aviso Argentina!
Esta vez no es una película, es real y no se va a ir de un día para el otro. Y viene para largo. En China que tienen miles de problemas, pero hay una cosa que el asiático tiene y es que tiene disciplina. Así se sale. De esa manera es como están saliendo.
Acá en Milano estamos mal, pero la estamos luchando. Nos agarró desprevenidos. Pero el milanés tiene idea de las normas, las respeta. No toda Italia es así, así que estamos aprendiendo.
Yo me quedo en casa porque tengo una responsabilidad como parte de la sociedad. Se trata de adaptarse a las reglas, por eso digo: no cometan los mismos errores. Todas las medidas del mundo no van a servir si la gente no entiende que tiene una responsabilidad individual en que el virus no se propague".