Esmeralda (36) trae su propia ropa para la producción de fotos y elige cada outfit con mucho esmero y dedicación; propone posar en los rincones que, considera, mejor combinan con las prendas que escogió y consulta con el fotógrafo si prefiere que pose con o sin sombrero. Se la ve serena y muy cómoda antes de comenzar la entrevista, a pesar de que lleva varios meses alejada de los medios.
-¿Cómo estás hoy, después del lamentable episodio que viviste en abril con el extitular de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), Ariel Cohen Sabban?
-Un poco mejor. Pero no te voy a mentir: fue lo más duro que me pasó en la vida y aún no puedo olvidarlo.
-¿Te arrepentís de haber tenido esa reunión, a solas con él, en tu casa?
-Lo primero que quiero aclararte es que yo jamás invité a ese hombre a mi casa. Lo que ocurrió es que, luego de la reunión en la sede de la DAIA, en la que él escribió un texto para que yo repitiera ante la prensa, disculpándome por mis declaraciones en Infobae, me empezó a enviar mensajes de WhatsApp en los que decía cosas como: “Quiero ayudarte. Voy a convertirte en una heroína”. “Tomemos un café y charlemos, te quiero explicar lo que tenés que hacer”. La verdad es que yo estaba muy sensible y vulnerable, quería resolver esta situación y acepté ese encuentro del 16 de abril con total inocencia. ¿Cómo podía imaginarme que la autoridad máxima de una entidad como la DAIA pretendía abusarme?
-¿Qué fue exactamente lo que pasó durante ese encuentro?
-La verdad es que yo lo recibí pensando que era un hombre serio. Empezamos a hablar de todo lo ocurrido, yo lloraba porque seguía muy angustiada y mi única intención era que él entendiera que soy la persona menos antisemita del mundo. Lo primero que hizo fue abrazarme fuerte; luego me dio un beso en la mitad de la boca y me puso una mano en un pecho. Obvio que le saqué la mano y me alejé espantada. No podía creer lo que estaba pasando: quedé como en shock.
-¿En esa misma reunión te pidió 80 mil dólares para “recibir el perdón” por tus dichos sobre el Holocausto?
-Sí, ahí mismo. Me dijo que, con ese dinero, yo lograría ser perdonada a través de un viaje a Alemania, con un grupo de chicos, en el que visitaríamos museos, un campo de exterminio y otros lugares. Le expliqué que no tenía ese dinero, que no podía viajar… Era una situación horrible, incómoda, yo sólo quería que se fuera de mi casa lo más pronto posible.
-¿Te costó tomar la decisión de denunciarlo?
-Sí, fue muy duro. Después de ese episodio espantoso que acabo de relatarte me pasé una semana encerrada en mi casa, llorando y con mucho miedo, porque pensaba: “Ese hombre pudo haberme violado”. No sabía qué hacer.
-¿Alguien te ayudó a tomar la decisión de hacer pública esa reunión?
La decisión fue mía. Pero la primera persona a la que le conté todo fue a Gabriel Levinas (periodista), que es muy amigo mío y ya venía investigando casos de corrupción en la DAIA; luego hablé con Jorge (Lanata, 57, periodista) y finalmente, con mi padre. Los tres coincidían en que debía hablar. Y lo que terminó de convencerme fue llamar a Ricardo Gil Lavedra (68, juez) y que él me dijera: “No podés dejar que esto quede impune”. Bueno, el resto de la historia ya es conocida: lo denuncié y la DAIA le exigió la renuncia. Eso fue un gran alivio para mí.
-¿Alguna vez habías vivido una situación parecida en el trabajo? ¿Algún actor intentó abusar de vos?
-Jamás. Te aclaro algo: yo no creo mucho en esto de los acosos de los actores. Tenés una escena de un beso… ¡Me parece lógico que te metan la lengua! La idea es que se vea creíble. Me parece que ahora hay una cosa de feminismo fanático que pone a los hombres en un lugar extremo en el que no te pueden mirar sin quedar como unos degenerados.
-¿Recibiste el apoyo de alguna actriz luego de denunciar que Sabban había abusado de vos?
-No, nada. De nadie. Ninguna actriz se solidarizó conmigo ni me llamó para ver cómo estaba. Es más: ni siquiera subieron un mensaje de apoyo en twitter u otra red social. Muy gracioso, porque algunas de ellas estuvieron bailando en mi casamiento hasta las 7 de la mañana… Pero ya fue: prefiero olvidarme del tema. Lo único que falta es que ahora salga alguno a decir que vuelvo a hablar de esto para hacer prensa.
-¿Estás a favor de la legalización del aborto?
-Llevo muchos años pensando en este tema. Lo que hoy puedo decirte es que no me gusta cómo está planteada la ley, así que no la votaría. Creo que primero hay que pensar en una buena educación sexual, luego, en mejorar la salud pública y finalmente, sí en una ley para que el aborto deje de ser clandestino.
-Te separaste de Darío Lopérfido (54, político) hace 5 meses. ¿Estás sola ahora?
-Sola y divorciada, porque el divorcio salió la semana pasada. Nos separamos en muy buenos términos después de 11 años juntos y bueno, ahora hay que transitar este duelo. La verdad es que la nuestra fue una relación muy especial, muy distinta. Yo creí que iba a morir junto a Darío.
-¿Te gustaría ser mamá algún día?
-Sí, claro. A los 33 años congelé óvulos para no estar pendiente de mi reloj biólogico, así que, si en algún momento vuelvo a formar una pareja, seré mamá. Pero te aclaro: sólo quiero tener un hijo.
-Vos tenés cuatro hermanos… ¿No te gustaría repetir el modelo de familia numerosa?
-Nooooo, ¡para nada! No me parece muy lindo eso de ser tantos hermanos. Yo soy la cuarta, llegué a la familia cuando mi hermano Bartolomé tenía 12 años y creo que fue como una tragedia en mi casa. En un punto siento que luché mucho para que me aceptaran y quisieran. Por eso, tengo la teoría de que hay que tener un solo hijo y darle todo tu amor.
-Se te ve poco en televisión. Siento que la fama no te desespera, ¿puede ser?
Acepto alguna que otra participación corta en televisión porque una tira, por ejemplo, me dejaría poco tiempo para hacer lo que más me gusta: el teatro. Ahora estoy en el San Martín con una obra que se llama La reunificación de las dos Coreas, es una pieza exquisita que dura más de dos horas, con 18 escenas de casi 20 minutos cada una, protagonizada por 10 actores. Llevamos semanas agotando todas las funciones y eso me genera una felicidad enorme. Yo creo que uno elige su camino y yo opto por menos fama y popularidad, pero más prestigio y seriedad.
-¿Hay algún personaje que deseás interpretar?
-Voy a interpretar a Evita en teatro en breve…. ¡El sueño de cualquier actriz!
El peor de los escándalos. El 12 de abril de 2018 Infobae publicó un reportaje a Esmeralda Mitre en el que la actriz comparó la situación de los desaparecidos en la Argentina con el Holocausto. “Dijeron que eran seis millones, pero quizá no eran tantos”, aseguró en esa nota.
Al día siguiente, Esmeralda pidió perdón públicamente y aclaró que no era su intención “injuriar a la comunidad judía” y días después asistió a una reunión en la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) para intentar recomponer el vínculo. Pero la situación no terminó ahí. El líder de la DAIA, Ariel Cohen Sabban, le sugirió reunirse a solas en su casa y allí habría intentado abusar de ella. No sólo eso: también le habría hecho un “pedido inadecuado de dinero”, según relató Esmeralda, quien concluyó: “fue un claro intento de soborno”.
Texto: Juliana Ferrini. Fotos: Maxi Vernazza/ Gentileza Carlos Furman por las fotos del teatro San Martín.