"Hay muchas maneras de ser un revolucionario de la moda. Usá tu voz y tu poder para hacer cambios positivos”, es la premisa que reza en la web de Fashion Revolution, el movimiento internacional que busca poner el foco en la producción de la ropa que usamos. Saber dónde, cómo y quién hace las prendas que están a la venta en diferentes locales a nivel mundial es uno de los principales objetivos de la iniciativa, que va en busca de la transparencia.
“Pedir una revolución pacífica que exija a esta industria, que esclaviza a trabajadores y consume los recursos que necesitarán nuestros hijos y nietos, una ‘industria limpia’ en su más amplio sentido”, expresan desde www. fashionrevolution.org, que se propone que los consumidores participen activamente imprimiendo carteles y cuestionando vía redes sociales a las marcas de indumentaria para que éstas respondan con sinceridad si están a favor de la preservación del medioambiente.
“Extendiendo la vida de la ropa por nueve meses se podría reducir el carbono, los desperdicios y la contaminación del agua alrededor de un 20 a 30% cada uno”; “El 80% de los trabajadores de la confección son mujeres”;
“El 95% de la ropa que se descarta podría ser reciclada o reutilizada”; son algunos de los carteles que contienen las principales premisas que ponen en evidencia la problemática de esta industria y que los usuarios pueden descargar.
Todo empezó hace cinco años, el 24 de abril de 2013, cuando se derrumbó el Rana Plaza, un edificio de ocho plantas que albergaba talleres textiles, ubicado a 29 kilómetros de Dacca, capital de Bangladesh. La tragedia dejó 1.135 trabajadores muertos y 2.500 heridos, y fue la cuarta más grande del mundo en esta industria. A raíz de esta noticia, la diseñadora de la marca Pachacuti, la londinense Carry Sommers –pionera en ethical fashion y activista en la lucha por hacer una moda más transparente–, empezó a preguntarse cómo revertir la situación.
Se juntó con sus amigas, las activistas de la moda sustentable Orsola de Castro, co-fundadora de las marcas de upcycling From Somewhere y Reclaim To Wear y Estethica, y la periodista Lucy Siegle. El resultado de esos largos encuentros fue el Fashion Revolution Day, un día anual para canalizar la preocupación por la situación de la industria de la moda y no permitir el olvido de las víctimas de Rana Plaza.
Hoy, después de cinco años, ese día en conmemoración a esta tragedia se transformó, hace dos años, en una semana de acciones en más de 66 países y tendrá lugar del 23 al 29 de abril.
El movimiento está integrado por diseñadores, marcas, minoristas, trabajadores de prensa, productores, académicos, organizaciones e instituciones que claman por “una auténtica reforma sistémica de la cadena de suministro de la moda”. “Esta industria es la segunda más contaminante después del petróleo y eso deriva en un montón de cosas: afecta la tierra, el aire, los ríos, se emite carbono y aumenta el calentamiento global”, dice la publicista Paula Aguirre (33), community manager de Fashion Revolution Argentina, que además tiene un proyecto de moda sustentable desde hace cinco años.
MODA DEL REVÉS. 1) Poné al revés tu prenda favorita para que se vea la etiqueta del nombre de la marca. 2) Tomá una selfie. 3) Etiquetá a la marca en las redes sociales y preguntale, ¿quién hizo mi ropa? #FashRev.
Ésta es sólo una de las consignas que propone el movimiento sustentable e invita a marcas y consumidores a preguntarse por el proceso de producción de la ropa que usamos. “¿Quién hizo mi ropa? o Who made my clothes?” es la llave de una campaña que cada vez tiene más adeptos.
Debería ser fácil responderla, pero lo cierto es que no lo es. Un informe de moda en Australia señaló que el 61% de las marcas no informa dónde se hicieron las prendas y el 93% no sabe de dónde proceden las materias primas.
“Es necesaria una mayor transparencia para mejorar las condiciones de los trabajadores de la industria textil”, reclama la responsable del movimiento en nuestro país, Roi Benitez. Ella también es fundadora de la empresa social La Costurera –su objetivo es mejorar las condiciones en las que se encuentra la industria textil en Argentina y el mundo– y trabaja desde 2014 para llevar adelante la campaña en la región.
En nuestro país la problemática es seria, en cuanto al trabajo en negro, y así lo asegura el diseñador Benito Fernández: “Una cosa es cuando tenés tu propia fábrica, pero muchas marcas no tienen esa posibilidad, tercerizan la producción en talleres que ya están armados y es difícil de controlar porque somos un país que todavía trabaja mucho en negro”.
Y concluye: “Desde las marcas, los consumidores y el gobierno, está bueno que todos tomemos conciencia para poder mejorar la industria. Creo que el mundo va por ahí”. Y sí, va por ahí, y eso es lo que propone el movimiento: ser revolucionarios de la moda. Sólo depende de nosotros.
FASH REV, en Argentina. xEste año la sede de Fashion Revolution Week se mueve a Corrientes. El jueves 26 de abril en la Extensión de La Universidad de la Cuenca del Plata (Av. Costanera General San Martín 886, Corrientes) de 16 a 21. Charlas y workshops dictados por diseñadoras y emprendedores locales, una feria de diseñadores regionales y una muestra fotográfica del accidente del Rana Plaza –la catástrofe que dio origen al movimiento– y una exposición de maniquíes con diseños de autores regionales.
xEn Buenos Aires el evento se llama Rethink fashion y es organizado por el medio de moda sostenible Back In Fashion y la marca de zapatillas sustentables, Leaf Social. Será el 28 de abril (lugar a definir) y contará con una exposición, desfile y charlas de diferentes diseñadores y referentes de moda sustentable.
Texto: CANDELA URTA