Hace años se está registrando un cambio en los hábitos alimentarios que se reflejan no sólo en qué tipo de alimentos consumimos, sino en dónde los compramos. En este sentido, aparecieron -alrededor de 20 años atrás- las dietéticas.
Este tipo de comercio, en un principio, ofrecía legumbres, harinas, condimentos, endulzantes, frutos secos, entre otras cosas, con el objetivo de captar un público bastante específico: aquellos que presentaban alguna patología vinculada con el consumo de ciertos alimentos y también quienes deseaban perder peso.
En los últimos años, todo esto cambió: "Es cierto que cada vez más gente se vuelca a las compras en las dietéticas, creo que buscando una alimentación más saludable o de mejor calidad, se está empezando a tener más conciencia sobre eso", indica la Licenciada en Nutrición Mariana Dakno.
"En un principio, quienes solían frecuentar el mundo de las dietéticas era porque buscaban alimentos aptos para determinadas patologías o problemas de salud: diabetes, constipación, dislipemias o celiaquía. Es decir que era frecuente asociar a la dietética con “alimentos para personas con problemas de salud”, añade Betina Colombaroni, responsable del equipo de Nutrición de New Garden.
Actualmente, el público que opta por las dietéticas es mucho más vasto. "Me parece importante remarcar que comer saludable no sólo es para una persona que esté enferma o que quiera bajar de peso. Justamente, comer sano es lo que nos va a dar calidad de vida y nos va a ayudar a prevenir un montón de enfermedades" afirma Mariana Dakno, Licenciada en Nutrición.
En este sentido, añade Colambroni: "Hoy en día el paradigma se presenta totalmente diferente. En los últimos años el interés principal del consumidor se focalizó en mejorar su calidad de vida, sentirse mejor y por supuesto, prevenir el riesgo de padecer enfermedades crónicas y, en este proceso, la demanda fue abarcando diferentes tipos de necesidades", detalló Colombaroni.
Es por ello que las dietéticas pasaron a ser un punto de abastecimiento muy completo para quienes se preocupan por adquirir y mantener buenos hábitos alimentarios. Esto implica no solo a lo relacionado con la alimentación, sino a las acciones que concientizan sobre el consumo sustentable de diferentes tipos de productos.
En parte, la pandemia planteó para muchos un cambio muy importante en la toma de decisiones vinculadas con el cuidado de la salud, aunque los registros de este cambio de comportamiento datan de 10 años o más.
Entender qué es lo que comemos
Parte de esta conciencia como consumidores se asocia a la cantidad de información disponible, que nos ayuda a entender un poco más sobre alimentación que, según las especialistas, debemos poner en juego cuando elegimos qué comprar: "También es bueno entender y saber que no todo lo que está en la dietética es saludable, es necesario empezar a leer los ingredientes de los productos que uno va a consumir (siempre que sean productos empaquetados), las cosas que se venden sueltas como legumbres y frutos secos, está perfecto. Pero los envasados hay que analizarlos ya que uno puede creer que está comiendo algo saludable y tal vez no lo es tanto. Es como para remarcar y que uno sea consciente de lo que va a elegir comprar", remarca la licenciada Dakno.
Al respecto, Colambroni añade: “Estamos viviendo un cambio de hábitos por parte de la sociedad. En este sentido, observamos que se incrementó el consumo de alimentos aptos para vegetarianos, veganos, productos para diferentes tipos de dietas, alimentos sin aditivos o conservantes, libres de gluten, más proteicos, con menos hidratos y alimentos naturales. El consumidor está mucho más informado y atento y exige más información respecto a los ingredientes utilizados o las propiedades nutricionales de los productos que consume”, detalla la especialista.
Finalmente, si bien se valora la disponibilidad de información, siempre es recomendable el acompañamiento profesional: "Hay contenido enriquecedor generado por profesionales que comparten recetas, información, testimonios pero también nos encontramos con la divulgación de propuestas que no tienen base científica. En este aspecto, es fundamental recurrir a médicos y nutricionistas serios y no caer en la tentación de probar “dietas milagrosas” o “soluciones mágicas”.