En el año 2012, tanto la Villa Argentina como el Parque Cervecero fueron declarados Patrimonio Histórico de Quilmes bajo la Ordenanza nº 11881/12. "(…)Como construcción social, el patrimonio no es el objeto, sino la significación simbólica que le da un grupo social", Mathieu Dormaels, 2011.
Pedalear sus diagonales, patinar frente al pabellón de caballerizas, casarse en su capilla juntar castañas para asar en marzo... La idiosincrasia del barrio que cobra vida bajo una hilera de frondosos plátanos odiados por los citadinos que deben barrer pilas de hojas en otoño y amados por la bendición de su sombra cada enero.
El Barrio de la Villa Argentina tiene un tejido característico de las urbanizaciones fabriles. La planta industrial, la casona de las autoridades jerárquicas, los obreros, la escuela, la capilla y espacios de recreación en el parque cervecero.
Un planeamiento perfecto para el desarrollo de la vida laboral y social de los trabajadores de la cervecería que se instalaba en tierras quilmeñas por la pureza de sus aguas y la cercanía a las vías del ferrocarril.
Los frontis de las casas de Villa Argentina rezan la fecha de inicio de construcción, 1924. Pero no fue hasta 1927 que se inauguraba este barrio de 192 viviendas sobre el lote adquirido por Don Otto Bemberg para su empresa de cerveza.
En este barrio quilmeño, las manzanas son triangulares y se identifican jerarquía de viviendas: para los gerentes de mayor rango eran los caserones y casas con estilo de pequeños chalets ingleses para los obreros.
Arquitectónicamente, el barrio está organizado sobre un eje central -Av. Otto Bemberg- con acceso principal a Villa Argentina, marcado por un portal de madera.
La diagonal termina en el parque y está interrumpida por dos plazoletas donde nacen otras calles. El trazado de diagonales la distingue del resto del conjunto urbano de modelo hispánico.
Entrando al barrio por la calle Sáenz Peña, una casona distinguida se destaca del grupo de casas bajas. Era la casa del Director de la fábrica que convive armónicamente con el conjunto urbano.
"La casona más linda", presume una pileta de natación y gran parque con variadas especies verdes, más verdes aún los días de verano. Era toda una intriga caminar su vereda a la escuela tratando de espiar al interior que olía a madera lustrada. Al día de hoy, abre sus puertas celosamente sólo como centro de reuniones del personal de la fábrica y ocasionalmente para lanzamientos de marca de la firma.
La familia Bemberg, primeros propietarios y fundadores del barrio, encargaron al mismísimo arquitecto Alejandro Bustillo, una capilla para fortalecer la vida religiosa del personal de planta y sus familias. Así, emplazada frente a la plazoleta principal, se inauguró en 1966 la Capilla de San José Obrero, característica por su estilo neoclásico.
En el pequeño jardín, a la derecha de la capilla, un castaño. Cada entrada al otoño este árbol riega el suelo de castañas. Así como en España, mi abuela solía asarlas en latas de dulce de membrillo al fuego.
La fábrica de la Cervecería Quilmes ha sido desde sus orígenes, una parte muy importante del crecimiento de la ciudad. Somos esa porción de historia, sonriendo a los buenos recuerdos y mezquinando los malos.
Fuente & fotos: gentileza Silvina Gerard, @silvina_en_casapines.