Era marzo de 1962, y Felipe de Edimburgo llegaba a la Argentina en misión diplomática: apuntalar al Gobierno del radical Arturo Frondizi, que era duramente cuestionado por las cúpulas militares y sectores económicos. Pero Frondizi cayó y por seguridad se decidió trasladar al duque a la estancia La Concepción, ubicada en el partido bonaerense de Lobos y propiedad de la familia Blaquier.
Allí lo recibió Magdalena "Malena" Nelson Hunter de Blaquier. Rubia, de clase alta, refinada, hacía tres años que había quedado viuda de su marido, el empresario Juan José Silvestre Blaquier Elizalde
Allí, dicen, nació el amor. "Me contaron que mi abuela tuvo un affaire con Felipe de Edimburgo", afirmó en una oportunidad Concepción Cochrane de Blaquier, nieta de Malena. Aunque ella lo desmintió: "Lo único que me une al Duque es nuestra pasión por el polo", decía Malena que falleció en 2017 a los 100 años.
"Felipe compartió la granja con mis hijos y yo, además del matrimonio que nos cuida. Era muy simpático, un hombre muy gracioso, atento, tranquilo", compartía en aquel entonces Malena. Y hay más certezas que dudas acerca de esta aventura que nació en esta estancia que limita al sur con el Río Salado en casi toda su extensión.
Tiene una superficie total de 6000 hectáreas, de las cuáles 200 pertenecen a un parque diseñado por el paisajista Carlos Thays, con lagos, estatuas y fuentes; a un lado de la casa principal tiene una hermosa capilla neogótica.
El casco principal, de estilo francés, data de principios de siglo y conjuga el refinamiento de la época con el confort de hoy, ya que se alquila para fiestas y funciona como hotel boutique. Cuenta con 9 habitaciones en la casa principal, 6 habitaciones en el chalet, 7 habitaciones en el anexo y 4 más en la casita.
La casa principal, donde se habría consumado la relación tiene 9 habitaciones y 9 baños.
Malena tuvo 9 hijos y se la conocía como Mimona. A los 20 años se había casado con Juan José Silvestre Blaquier Elizalde, "el hombre más guapo del país", según recuerdan las crónicas de aquella época.
En 1959, 22 años después de la boda, Malena se quedó viuda. Tenía 42 años y comenzó a administrar el complejo agroinsdrustrial familiar: La Concepción, una estancia de 6.000 hectáreas a 140 kilómetros de Capital Federal donde se celebran los encuentros familiares. El duque llegó allí el 27 de marzo de 1962 y desde su estadía allí, en la estancia todo el mundo hablaba del affaire entre Malena y Felipe.
Casi 50 años después, una de sus nietas, Nieves Zuberbüler, se vuelve a "codear" y emparentar con la realeza: se casó con Julio Mario Santo Domingo III, heredero de la mayor fortuna de Colombia y cuñado de Andrea Casiraghi.