Conocimos a Amelie, la mamá de Analía Franchín, el día de la final de MasterChef Celebrity. “Fue medio un shock enterarnos que íbamos a grabar dos finales de Masterchef y que nadie iba a saber, hasta el 18 de enero, cuál de las dos saldría al aire”, nos cuenta Analía Franchín, en entrevista exclusiva con Para Ti, la finalista del certamen de cocina más exitoso de la televisión actual.
“Nos explicaron que es algo que hoy se está haciendo en todos los realities del mundo porque es la única forma de que no se filtre el nombre del ganador”, explica la periodista.
Ese día, la periodista llegó al estudio acompañada por su hijo Benicio y su mamá Amalia. “Me daba un poco de miedo la presencia de Amelie -se hace llamar asi para hacerse la francesa… ¡Que se yo!- porque ella es muy exigente con la cocina y la que me enseñó todas las recetas que sabía antes de comenzar el programa”, confiesa Franchín.
Amelie, una mujer que no pasa desapercibida
Amelie llamó de inmediato la atención del jurado y del conductor porque llegó con una remera, cuya estampa decía “team Analía”, pero aclaró que no la había mandado a hacer ella, sino su hija. La confesión generó una carcajada generalizada en el estudio de Masterchef y Analía se esforzó por explicar que no había sido de ella la idea de las remeras: “!Fue mi marido el que las mandó a hacer y le pidió que se la ponga!”.
Por otra parte, Amelie se declaró fan de Germán Martitegui y se fastidiaba mucho cuando Vicky Xipolitakis intentaba seducir al cheff.
Pero no todo son risas en la vida de Amalia, ni mucho menos. Tuvo una vida muy dificil y Franchín nos habló de ella. “Mi mamá es una mujer muy sufrida, de una familia muy humilde -fue golpeada y abusada por sus papás- que tuvo que escaparse de su casa a los 17 años porque la situación en su casa era insostenible. Se casó, tuvo dos hijas -mis hermanas Sandra y Marisa- y, cuando la menor de ellas era muy chica (tenía sólo meses) su marido la abandonó y nunca más lo volvió a ver ni a saber de él”, explica la finalista de Masterchef.
Sola, con dos hijas muy pequeñas y casi sin estudios, Amalia tuvo que salir a buscar trabajo de inmediato. “Empezó a trabajar de mucama, cama adentro, y dejó a mis hermanas en lo de una tía y asi fueron criadas. Con el tiempo conoció a mi papá que era un amor, una gran persona y se casó con ella y le dió una vida mejor, por suerte. Ahí llegué yo”, relata Analía.
La traumática infancia de sus hermanas
“Yo creo mis hermanas -Sandra y Marisa- nunca pudieron recuperarse de todo eso. También tuvieron que ver a mi mamá muy deprimida. Fue una infancia muy traumática la de ellas que, claramente, las afectó para siempre. Ahora viven las tres juntas en un departamento y mi mamá está mucho mejor de ánimo”, asegura.
“Mi hermana mayor sigue mal y la menor un poco mejor. Bueno, no, miento: estaba mejor pero en diciembre sufrió una gran tragedia. El 31 de diciembre su novio amaneció muerto en su cama. Obvio que ahora está súper angustiada y todos nosotros intentando contenerla”.
"Por eso yo siento que soy algo asi como una ganadora de la vida porque logré superar muchos obstáculos, formar mi propia familia, tener una vida sana y estable", concluye Analía.
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