Martina Gusmán y Pablo Trapero iniciaron su historia de amor hace dos décadas, y su primer beso fue en medio de la oscuridad de una sala de cine. "Lo conocí un día en que fui a su casa porque necesitaba una productora –yo llevaba unos años trabajando en producción–, así que toqué timbre, me abrió y fue un flechazo. Ojo, te aclaro: no es que empezamos a salir de inmediato. Yo tenía como el prejuicio de que no había que mezclar amor y trabajo", recordó la actriz a Para Ti durante una entrevista en 2018.
El romance no se concretó enseguida porque ella, además, se estaba separando de otro novio. "Un día Pablo me propuso ir juntos al Bafici. Nos sentamos en la última fila de la sala y yo notaba que él no miraba la pantalla, me miraba a mí. No obstante, yo seguía con la mirada fija en el corto que proyectaban, durita en la butaca, sin moverme. Cuando terminó, me di vuelta, lo miré y me dio un pico rápido, como de quinceañero. Bien de película", relató Martina.
Ese miedo a mezclar la vida privada con el trabajo desapareció por completo y, de hecho, la pasión que ambos comparten por el cine se convirtió en uno de los motores de su relación. "El amor que tenemos por lo que hacemos tiene que ver con un estilo de vida. Ese nivel de comprensión, de entender la pasión del otro…", explicó ella a Infobae sobre las claves para mantener viva la pareja. Aunque, enseguida, Trapero apuntó: "También discutimos, justamente porque estamos en lo mismo. ¡Las peleas por un personaje pueden motivar un divorcio! Esto nos apasiona, y trabajamos juntos porque nos gusta".
Hasta el momento, los artistas trabajaron juntos en "Nacido y criado" (2006), "Leonera" (2008), "Carancho" (2010), "Elefante blanco" (2012) y "La quietud" (2018). Sobre este último proyecto, Martina contó a Infobae: "Teníamos ganas de compartir la experiencia de debatir. Hay un nivel de confianza, intimidad y entrega… Incluso cuando hacemos una escena, si veo que se muerde el labio, sé que le está gustando. Hasta el lenguaje corporal le conozco".
Gusmán y Trapero tuvieron dos hijos -Mateo y Lucero- y recién sellaron su unión en el Registro Civil en agosto de 2020, en plena pandemia. "Vamos por otros 20 años más de esta hermosa aventura. ¡Viva el amor!", expresó entonces la actriz en su cuenta de Instagram.
Sus familiares y amigos no pudieron formar parte del casamiento debido a las restricciones que regían en aquel momento. Solo estuvieron sus hijos: Mateo, que entonces tenía 18 años, fue uno de los testigos, y Manuel Lozano (de Fundación Sí) fue el otro. A pesar de todo, ellos lo vivieron como uno de los mejores días de su vida. "Fue el momento perfecto y una ceremonia increíble donde celebramos nuestro amor. Fue precioso la verdad", aseguró Martina en diálogo con Juan Etchegoyen.