El carisma y el gusto por la moda de la princesa Diana Spencer fue lo que inspiró a una de las firmas más importantes del mundo a lanzar una pieza exclusiva con su nombre. Tanta era la admiración que se le tenía, que la marca Christian Dior le dio su nombre a una cartera: la Lady Dior. A 23 años de su muerte, Lady Di sigue inspirando, más aún con la serie de Netflix “The Crown”, que ha vuelto a poner en vigencia su nombre y su historia como la princesa más querida de Inglaterra.
La historia de Lady Dior
El 30 septiembre de 1995, patrocinada por el conglomerado del lujo LVMH y Christian Dior, el museo de Orsay de París inauguró una retrospectiva de la obra de Paul Cézanne en el Grand Palais (bajo su cúpula acostumbra a desfilar Chanel).
Diana Spencer, separada pero aún no divorciada del príncipe Carlos de Inglaterra, fue la encargada de presidir la cena de gala con la que se celebró el ambicioso proyecto cinco días antes. Llevaba un hermoso vestido de cóctel rojo con lazada en el pecho y complementos al tono.
Aquella misma tarde, antes de recorrer la exhibición del pintor y acompañada de Jacques Chirac, presidente de Francia por ese entonces, Diana había visitado el palacio del Elíseo donde la esperaban la primera dama Bernadette Chirac y Bernard Arnault, director general de LVMH Group, bajo cuyo paraguas se reúnen firmas como Moët & Chandon, Ruinart, Sephora, Bulgari, Chaumet, Louis Vuitton, Fendi, Celine, Loewe y el citado Dior.
Como regalo de cortesía, Lady Di recibió una cartera de la masion Christian Dior que patrocinaba la exposición. Los encuentros diplomáticos generalmente se despiden con un intercambio de presentes made in de donde viene uno y otro.
Fue Bernadette Chirac la que propuso a la empresa ese presente y el equipo creativo, con Gianfranco Ferré a la cabeza, decidió reeditar para la nuera de la reina Isabel II el modelo Chouchou, un pequeño bolso de mano en piel azabache con asas.
Del extremo de una de las asas cuelgan unos adornos con la forma de las letras del apellido de la firma. Su estampado de cannage (de rejilla) está inspirado en el asiento de las sillas Napoleón III que Christian Dior utilizó en su primer desfile en 1947. A la princesa de Gales le encantó el regalo.
Cada pieza exige la intervención de siete artesanos y un mínimo de una jornada laboral de ocho horas para ser confeccionado. Las casi 130 piezas de piel que se necesitan para su creación están cortadas y cosidas a mano.
El éxito de ventas del Lady Dior sobrevive hasta hoy, reformulado en distintos tamaños, estampados y materiales. La princesa no pudo hacer uso de él más de dos años, ya que la muerte la encontró en un túnel parisino la noche del 31 de agosto de 1997.
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