La película que estrenó esta semana Netflix "La increíble historia de la Isla de las Rosas" está basada en un hecho real: en la idea utópica del ingeniero Giorgio Rosa de construir su propia isla, una micronación, todo un símbolo de libertad.
La película de Netflix cuenta la historia real de Rosa y su batalla con las autoridades italianas para que la estructura que construyó fuera reconocida como un Estado independiente. Esta historia es poco conocida, incluso por los italianos.
Antes de su muerte en 2017, a la edad de 92 años, Rosa se reunió con los cineastas que querían hacer la película sobre "su isla" y, les dio su bendición para adaptar su historia a la pantalla. Porque lo que cuenta la película, como toda ficción, no es tan fiel a la realidad.
En la película, Rosa decide construir la isla por amor a Gabrielle Chiericci, para reconquistarla. En la vida real, Giorgio y Gabrielle se casaron el 22 de diciembre de 1960, antes que el ingeniero diera forma al proyecto de la isla. Incluso, ya había nacido su hijo, Lorenzo (en 1961) cuando la empezó a construir.
En 1964, el ingeniero pidió permiso para probar una nueva técnica para la construcción de una gran plataforma de 400 m² sostenida por nueve torres apoyadas sobre el lecho marino, a 12 km de la costa de Rímini, un poco más allá de las aguas territoriales italianas, lo que significaba que estaba fuera del control de sus autoridades.
También hay diferencias entre la ficción y la realidad en la manera en que Giorgio llevó adelante la construcción de su isla. En la película no se ven las dificultades que atravesó el ingeniero para llevar adelante su proyecto. Tampoco se muestra la primera frustración: una tormenta dio vuelta la primera estructura de hierro que se había montado para construir la isla artificial.
En 1965, Rosa mandó a construir al astillero una base de hierro de 12 por 12 metros de lado y 18 metros de longitud, y 9 tubos de 60 centímetros de diámetro con llaves tipo válvulas para asentar en el fondo. Esa plataforma se llevó a remolque con dos barcos al lugar donde quería asentar la isla. Pero una tormenta, en invierno de 1965, levantó la estructura y al dio vuelta. Rosa no se dio por vencido. Fueron 5 años de proyecciones y trabajos.
El 20 de mayo de 1967, otro gran logro del ingeniero fue que después de perforar un pozo a 280 metros bajo el nivel del mar, consiguió extraer agua potable para su isla.
Una micronación en el mar
La isla se terminó de construir: tenía 400 metros cuadrados y se alzaba 26 metros sobre el nivel del mar. Contó con restaurante, bar, discoteca, tienda de recuerdos y oficina postal. La bandera de la Isla de Rosa era anaranjada, con un escudo blanco en el centro con tres rosas rojas con tallos y hojas verdes. Declaró su independencia el 24 de junio de 1968, se designó al esperanto como idioma oficial, tenía su propia moneda y estampillas.
Y tenía hasta su gobierno: el presidente del consejo era el ingeniero Antonio Malossi; una amiga de Gabrielle, Marionila Alvergna era la ministra de finanzas; Carlo Chiericci, el cuñado de Rosa, era el ministro de interior; Luciano Marchetti era el ministro de industria y comercio;y Cesarina Mezzini, era ministro de relaciones exteriores.
El gobierno italiano vio estas acciones como una táctica para obtener dólares del turismo sin pagar los impuestos estatales. Y el 24 de junio de 1968, enviaron fuerzas militares para asumir el control de la misma. El 11 de febrero de 1969 la destruyeron usando dinamita. Días después, una tormenta sumergió la estructura por completo.
Lorenzo Rosa, el hijo del ingeniero, todavía conserva una pieza de la estructura original en su casa.