El 19 de agosto de 2006 comenzó la historia de amor de Oscar Martínez y Marina Borensztein, que en su momento trajo mucha tela para cortar. En aquel entonces se decía que la hija de Tato Bores todavía estaba de novia con Alejandro Awada, quien a su vez era muy amigo de Martínez y trabaja con él en la obra teatral "Días contados".
Oscar y Marina se casaron cinco años después, en agosto de 2011, en el hotel Algodón Mansión. La actriz y escritora ofició como su propia wedding planner y estuvo en cada detalle de la organización. ''Fue un placer absoluto, casarme a los 44 años hizo que pudiera disfrutar de todo el proceso plenamente", expresó durante una entrevista con La Nación.
En la boda, su amiga Ana María Bovo ofició de narradora y contó cómo inició la historia de amor de los novios: "Fue en la plazoleta que lleva el nombre de Tato Bores, en el parque Tres de Febrero. Allí, frente al palo borracho que plantaron en honor al capocómico, Oscar y Marina se encontraron por casualidad. El actor había salido a correr y la actriz, a caminar. Desde ese entonces comenzaron a intercambiar mails y finalmente empezaron a salir. Un año más tarde, se fueron a vivir juntos y ahora, cinco años después, llegó el matrimonio".
En 2019, Borensztein habló por primera vez del tema en una entrevista radial con Andrea Bisso para el programa "Cosa de minas". "Muy al contrario de lo que han dicho, yo no había tenido nada con Oscar. Todo era absolutamente mentira y nunca me dediqué a desmentirlo. Que digan lo que quieran. Siempre inventan", sentenció sobre la supuesta traición a Awada.
Según explicó, una noche cualquiera le rezó a su padre para pedirle "ser feliz y tener una familia". "No tenía la pareja que quería. Hacía dos años que me había separado y estaba sola. Recé, me fui a dormir y esa noche soñé que estaba con Oscar y mi hija (Malena, de un matrimonio anterior) en una playa de Río de Janeiro. Estábamos muy felices. Esa mañana me levanté contenta. Yo a él ya lo conocía", relató Marina.
Su fuerte deseo de ser feliz y formar una familia se cumplió ese mismo día, porque ella misma actuó para que así sea. "En ese entonces, yo vivía frente al Rosedal y salí a la calle decidida a encontrármelo (a Oscar Martínez). Caminé, di un par de vueltas y no lo encontré. Ahí algo me llevó hasta un árbol que plantaron en 1996 en honor a mi papá en la avenida Figueroa Alcorta. Era la primera vez que caminaba hacia el árbol mientras me repetía: 'Papá, me quiero encontrar con Oscar Martínez'. Llegué al árbol, le agradecí por todo y seguí caminando hacia La Pampa. Me di vuelta y, a 150 metros, aparece Oscar caminando. Yo casi le digo 'casate conmigo mañana'. No se dio cuenta de lo que a mí me estaba pasando porque apelé a mi mejor actriz. Nunca fue una casualidad", recordó.
En vez de proponerle matrimonio, como se le cruzó por la mente, Marina invitó a Martínez a conocer el árbol en honor a Tato. Y, cuando se estaban despidiendo, él dio el siguiente paso: "Enseguida me llamó, tipo película me di vuelta y me tiró el teléfono".