Evoca el color más idealizado del mar y remite al agua cristalina. Por eso, esta temporada el turquesa es el nuevo azul y estará en todas partes. Tips para aplicarlo y combinarlo.
El turquesa es una tonalidad que se ubica en la paleta de colores entre el verde y el azul, pero tiene vibración propia. Genera impacto visual inmediato y tiene mucha personalidad. Definitivamente, el color turquesa tiene power, y esta temporada se impone con todo en la decoración.
Una de sus grandes ventajas es que ilumina, aporta elegancia y profundidad a los ambientes. ¡Y transmite alegría! Dato clave en estos tiempos.
El turquesa combina muy bien con los neutros, pero también con otros más fuertes o llamativos como él, como el rojo o el amarillo. Y con el naranja se potencian y juntos son un fuego.
Podés sumarlo a partir de algún mueble, en algún detalle significativo de la decoración o directamente aplicarlo a una pared, generando grandes bloques de color súper rendidores para destacar un ambiente.
Otra opción es usarlo para dar acentos de color en un rincón lugar particular de algún espacio.
Con el blanco contrasta espectacular. Incluso para un espacio de home office.
La regla para contrastarlo es la misma que aplica para todos los tonos intensos: no hay sobrecargar ni excederse.
El turquesa tiene afinidad increíble como materiales nobles, como la madera. También se lleva excelente con textiles más lujosos o refinados como el terciopelo.
Una gran idea es jugar con distintas graduaciones del turquesa para lograr diferentes efectos. En las habitaciones, por ejemplo, puede ser la sutileza deco buscada para destacar un lugar de descanso reparador. Pero también, puede ser todo lo contrario: una dosis de energía arrolladora. ¡Lo que quieras!
Solo es cuestión de saber que el turquesa es el nuevo azul, y animarse a la tendencia.