Magnolia y Amancio quedaron en Buenos Aires con Benjamín Vicuña. Rufina también está con su papá, Nicolás Cabré. La China Suárez se tomó unos días y está descansando en soledad en Campo de Magnolias, el refugio al que ella considera su lugar en el mundo.
Se trata de la chacra que la diseñadora Natalia Antolín, tiene en Carmelo, Uruguay, y para la China tiene tanto significado que eligió llamar Magnolia a la hija que tuvo con Vicuña por este lugar. Además, acá la bautizó, festejó un cumpleaños y en diciembre de 2019 se reconcilió con el actor chileno.
La estancia la compró la diseñadora junto a su marido, Ever Miguez Schettini. Incluye viñedos, un establo y habitaciones exclusivamente preparadas para recibir a sus amigos. La residencia fue construida sobre una casa antigua, de 1930, y se mantuvieron algunos detalles de su edificación original.
Además, está decorada con la impronta y el buen gusto de su dueña. La amistad de Antolín con la China surgió cuando la actriz era apenas una adolescente.
"La casa estaba abandonada pero me enamoré de la zona, llena de viñedos. Enseguida pude imaginar mi casa. Vi los techos altos, el espacio rectangular, la típica casa chorizo de cuatro ambientes. Me gustó la idea de poder conservar la fachada que da al sur. La casa es de 1930 y, cuando picamos las paredes nos encontramos con la grata sorpresa de que la estructura era de piedra, tenía los techos de pinotea y las baldosas de la época", le contó Natalia a HOLA! Argentina.
"No esperábamos que estuviera tan bien conservada porque la compramos sólo viéndola desde afuera, no se podía entrar porque estaba rodeada de panales de abejas y árboles. En un principio, pensamos que este lugar iba a ser para escapadas esporádicas, pero terminó convirtiéndose en una linda costumbre: venimos todos los fines de semana", aseguró la diseñadora en la entrevista.
"El primer año, planificamos el proyecto. Después fue un año y medio de puro trabajo. Es muy difícil reciclar una casa. Al terminar la principal, hicimos el garaje y el galpón junto a una habitación, donde habitualmente duerme mi hijo. Después armamos el establo, donde hay dos cuartos más para cuando nos visitan amigos", cuenta Antolín.