En Buenos Aires las peluquerías aún no tienen el permiso para funcionar. Mientras reclaman más apoyo y reconocimiento y reflexionan sobre las duras consecuencias por el stop de la actividad, preparan protocolos y cuidados para volver al trabajo.
"Cerramos hace más de dos meses, cuando se sabía poco del virus y por precaución ya que muchas de nuestras clientas volvían del exterior de vacaciones", señalan en Casa Vardo -el salón en Colegiales donde nuclean además profesionales de pelo, make up y estilismo-.
"Se trata de un salón a puertas cerradas y siempre trabajamos con turnos. Estamos listos para abrir en cuanto nos lo permitan", asegura su dueña, Mechi Rosales.
Distanciamiento social en peluquerías
Las peluquerías de AMBA (Provincia y Ciudad de Buenos Aires) siguen con atención la reactivación en cuarentena. Aún no tienen permitido abrir, pero cada cual tiene su protocolo preparado.
"Nuestro espacio tiene 220 m2. Ya tenemos desarrollado un protocolo que se armó con recursos humanos con todas las disposiciones que bajó el gobierno: entre ellos trabajar con turnos estrictos", asegura Juan Manuel Cativa de Mala Peluquería.
Por día, cientos de clientas solían frecuentar el salón en busca de corte y sobre todo: ¡color! (todo se cortó el 19 de marzo). "Tenemos a favor la amplitud del espacio y la galería posterior, aire libre, lo que permite la ventilación".
"Nos organizamos para habilitar las estaciones de trabajo con un distanciamiento social de 1.5 metros", describen en la peluquería que lleva 14 años en Palermo.
El protocolo para peluquerías por el coronavirus
"Estamos capacitando a nuestros profesionales para evitar el contacto físico -explica Cativa- Desde cómo saludar, al ingreso: verificar si tienen reserva, ofrecer alcohol en gel y, en lugar de 12 estaciones, habrá unas 5 de cada lado más limpieza programada entre cada turno", detallan.
"Hoy acaban de abrir las peluquerías en Brasil, ya no solo son Francia y España", detalla el peluquero Claudio Cerini.
Tiene 8 peluquerías paradas en Buenos Aires. "4 son a la calle, el resto en shoppings: esas van a tardar en abrir mucho más, lo sabemos", informa a Para Ti.
Cerini remarca que, ante todo la salud. Que, de cara a reactivar las peluquerías, son los protocolos los que mejor van a asegurar que clientes y profesionales sigamos sanos:
"Hay que hacer caso 100% a lo que dicen los infectólogos para evitar contagios. Porque necesitamos seguir viviendo de las clientas y del personal que las atiende. Atentar contra su salud sería suicida", dice el peluquero Claudio Cerini.
Peluquerías y libretas sanitarias
"Aún no hay nada oficial, pero tenemos un protocolo planeado: desde ubicar mamparas en las recepciones; tener 1, 5 metros entre cada dressoir, que es el espacio requerido por el Ministerio de Salud, y compramos barbijos", detalla Cerini.
"¡Pero necesitamos que nos pregunten! Hace 35 años que hago esto. Que entiendan cómo funciona una peluquería", acota el peluquero.
"Que trabajamos con calor, aparentemente el mayor enemigo del coronavirus: con polvos, agua oxigenada y secadores. Sepan que un color no se hace en solo 1 hora y que, ya como peluquerías, tenemos libreta sanitaria para trabajar.
"Cumplíamos con normas de seguridad e higiene que a otros negocios ni se les pedían", advierte el peluquero.
Peluqueros en crisis
"Porque tenemos contacto físico con el cliente y por eso mayores exigencias ¡pero eso fue de siempre! Ahora se agrega lo del contagio por vía respiratoria pero tenemos planeadas máscaras y mucho alcohol en gel", describe Cerini.
"Pero tampoco vamos a usar productos porque alguien necesita venderlos. He escuchado la locura de batas descartables. A la bata de una clienta nosotros la mandamos a lavar para no tener que repetirla, como se le cambia de plato a un comensal en un restaurante", remarca Cerini.
Toda una industria parada: la misma que nos ayudó vía WhatsApp y trató de encontrar nuevas formas para mantenernos "en forma".
"Estuvimos asesorando para mantener a la clienta prolija en cuanto al color. Cómo peinarse para una videoconferencia de trabajo y demás", cuenta Marco Bustamente, de Supernova Peluquería.
"En cuanto al corte le pedimos paciencia: reparar un pelo mal cortado puede necesitar de hasta 6 meses para poder arreglarlo" arreglarlo, confiesa el profesional.
Hoy Supernova tiene todo listo para volver al ruedo -personal con barbijo, definfeccción y turnos de color cada tres horas- pero tiene otra contra: en el edificio comercial donde funciona aún no permiten el ingreso por temor a los contagios de coronavirus.
Por su parte el peluquero Eddie Rodriguez se las arregló ofreciendo cursos online para profesionales, con pagos de campañas realizadas y los depósitos de las reservas de novias que ya lo agendaron para noviembre.
Está atento a nuevas disposiciones que le permitan volver a trabajar. "Muchas clientas me pidieron que rompiera la cuarentena y fuera a cortarles el pelo pero no lo hice: todo consultoría por WhatsApp", comenta Eddie. Como atiende dentro del Estudio Frumboli planea mantener los cuidados con turnos de corte y peinado espaciados: cada una hora.
Cuándo vuelven a abrir las peluquerías
Solo en Mala Peluquería el parate significó 60 personas sin poder trabajar - "entre profesionales y la administración"- durante dos meses por no considerarse a las peluquerías "actividad esencial".
En esta reinserción, mucha de la preocupación tiene que ver con el uso del transporte público. Como Mala está en el corazón de Palermo, como muchas de sus clientas "nuestros profesionales viven cerca, no necesitarían usarlo".
"Desde el distanciamiento entre los dressoirs al pago sin mediar billetes -trabajamos con tarjeta, transferencias y Mercado Pago- y planeamos que nuestros profesionales lleguen al salón en transporte privado", describe Mechi Rosales de Casa Vardo.
"Para nosotros es importante reactivar el trabajo y creemos que, con todas las medidas de seguridad, estamos en condiciones de atender"
Corte y color y autoestima para combatir al virus
"Entendemos las cifras y los contagios en AMBA pero al menos pedimos que prueben, como hicieron con otros rubros no esenciales", señalan en Mala Peluquería.
"Es más que una cuestión estética. Con el coronavirus, el trabajo de las peluquerías también afecta la autoestima y la salud mental".