Este 6 de junio es el Día Mundial del Acné, una fecha que invita a reflexionar sobre una condición cutánea que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Aunque a menudo se percibe como un problema estético, tiene implicaciones mucho más profundas, impactando tanto la salud física como emocional de quienes lo padecen.
Cómo se origina el acné
Esta afección se origina en el folículo piloso, una estructura cutánea donde se produce el vello y se asocian las glándulas sebáceas. Cuando estas glándulas producen exceso de grasa, junto con células muertas de la piel, pueden obstruir los folículos, creando un entorno propicio para la proliferación de bacterias y la inflamación.
Las personas con acné generalmente presentan piel oleosa, con una apariencia brillante y lesiones rojizas. También pueden observarse puntos negros y otras imperfecciones que afectan visiblemente la dermis. Esta condición no solo altera la apariencia, sino que puede provocar una sensación persistente de incomodidad y baja autoestima.
Alimentación y acné: ¿mito o realidad?
Existe una controversia en torno a la influencia de la dieta en el desarrollo del acné. Si bien no se ha confirmado que la dieta actúe como un desencadenante directo, estudios sugieren que las dietas ricas en harinas, dulces y lácteos pueden agravar la condición.
El consumo excesivo de azúcar, por ejemplo, eleva los niveles de insulina y del factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1), ambos vinculados a un aumento en la producción de grasa y proliferación celular en los folículos, potenciando las lesiones.
Sin embargo, esta relación aún se considera una hipótesis y requiere más investigación.
El acné y su impacto emocional
La cara, siendo nuestra carta de presentación, es altamente visible, y cualquier alteración en su apariencia puede tener un impacto emocional significativo.
Las cicatrices y lesiones de acné pueden generar sentimientos de vergüenza, disminución de la autoestima y ansiedad, afectando la confianza personal y la interacción social. Mientras que algunas personas logran manejar bien estos sentimientos, otras pueden verse profundamente afectadas, subrayando la necesidad de abordarlo no solo como un problema físico, sino también emocional.
Cómo abordar el acné: tratamientos dermatológicos + estrategias de apoyo
- Informarse: entender las causas y factores desencadenantes puede facilitar su manejo. Siempre consultar a un Médico dermatólogo para un correcto diagnóstico.
- Adoptar una rutina de cuidado de la piel: mantener una rutina adecuada puede ayudar a controlarlo. Esto incluye limpiar la piel suavemente, usar productos específicos y protegerse del sol.
- Evitar la manipulación de la piel: exprimir o rascar las lesiones puede empeorar la inflamación y aumentar el riesgo de cicatrices.
- Recurrir a tratamientos especializados: existen tecnologías avanzadas que atenúan significativamente las cicatrices de acné, proporcionando satisfacción y mejorando el bienestar de los pacientes.
- Prevención y cuidado continuo: incorporar hábitos saludables y evitar el uso excesivo de filtros en fotografías puede contribuir a una percepción más realista y saludable de nuestra apariencia.
- Buscar apoyo: hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ayudar a procesar las emociones y recibir el apoyo necesario.
El Día Mundial del Acné es una oportunidad para aumentar la conciencia sobre esta condición, promover el cuidado integral de la piel y apoyar a quienes lo padecen. Es un recordatorio de que, más allá de la superficie, cada rostro cuenta una historia de resiliencia y autoaceptación.
Fuente: Leisa Molinari (M.N° 116.628). Doctora, dermatóloga especialista en Cáncer de piel y Cirugía micrográfica de Mohs. Fundadora del Centro Médico de la Piel y miembro de numerosas sociedades científicas
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