El ritmo de vida que llevamos, los horarios, las rutinas, el estrés de los padres y las preocupaciones pueden generar estrés e inestabilidad emocional en los niños y niñas, y también en los jóvenes que deben adaptarse a un nuevo ciclo. Por ello, es importante no perder la calma y promover momentos de reencuentro para que el inicio de clases no sea caótico y desmotivador.
La profesora integral de yoga y especialista en meditación, respiración y sanación de Espacio Alma, Natalia Fernández, asegura que: “el comienzo de clases puede generar mucha ansiedad y angustia, para padres e hijos, los niños están muchas horas fuera de la casa, en lugares que puede ser conocido de antemano –o no-, que quiebran la habitualidad de sus últimos meses de vacaciones”.
"Como adultos, padres y cuidadores de los más jóvenes del hogar- agrega- debemos comprender que un entorno saludable y motivador es también un espacio de crecimiento personal y familiar, aquello que compartimos de manera verbal, física o emocional, condiciona nuestro contexto y la relación con los demás".
“Las emociones y estados de ánimo de las familias se comparten, todo lo que hacemos, decimos y expresamos es percibido por los niños, nuestra vibración y energía afectan directamente las emociones de las personas y los espacios que compartimos”, asegura Fernández.
Por otra parte, indica que "los estímulos que reciben los más jóvenes pueden ser beneficiosos o perjudiciales para su crecimiento y bienestar. Por esto, es importante que registremos cómo nos vinculamos, generar momentos de relevancia que permitan compartir alguna actividad y los haga sentirse acompañados" y añade: “Es esencial que se perciban reconocidos y escuchados, esto permite que se desarrollen en un entorno de saludable emocionalmente, que estén capacitados para superar aquellos miedos e inseguridades que generan angustia no sólo durante la transición escolar, sino durante su crecimiento a la vida adulta”.
Asimismo, Fernández sostiene que debemos estar atentos ante la presencia de estrés o ansiedad en los niños, “hay que tener en cuenta cuando se presentan alteraciones del sueño, en el estado de ánimo y la digestión, son aspectos que nos permiten identificar una emoción que está afectando la estabilidad y el desempeños de nuestros hijos”.
En este sentido, la especialista sugiere reencontrarse con los más pequeños en su espacio de confort luego del colegio, “hablar de las situaciones que vivieron durante el día, y que también puedan estar con sus cosas, jugar, compartir comidas y actividades con sus padres. En un entorno que les es propio y acogedor”.
Mientras, podemos ir sincronizando las nuevas rutinas progresivamente, “cada noche se puede ir adelantando unos minutos el horario de ir a la cama, sin que eso se viva como una presión y con estrés. Es importante respetar las horas de descanso y de sueño para un buen aprendizaje”, concluye.