La vida es una montaña rusa de emociones a la que con el paso del tiempo intentamos domar para evitar imprevistos. Culturalmente planificamos a largo plazo más no sea soñando y en más de una oportunidad transitamos ese camino persiguiendo vaya uno a saber qué, pero persiguiendo. Incluso eso que imaginamos lo vamos armando como un rompecabezas al que por lo general, siempre le faltan piezas.
Soñamos, avanzamos, nos equivocamos, retrocedemos e incluso, en más de una oportunidad por miedo a lo desconocido, nos estancamos. Y así pasan los años cual tsunami y en muchas ocasiones dejándonos conformes pero con un sabor extraño.
Jamás planifiqué en mi mente la familia que hace 6 años armé. Ni por asomo imaginé la batalla que tenía por delante. Jamás me victimicé. Siempre acepté las verdades con mucha entereza pero intentando doblegar lo que no me gustaba. Y así fue como desmenucé mis propios prejuicios, transité con firmeza los miedos sabiendo que eran un impasse para dar pasos importantes evitando que se transformen en ese maldito pánico inmovilizador. El miedo sirve, el pánico nunca.
A los 45 años, después de mucho camino recorrido, mi cuerpo dijo: "es hora, no hay más tiempo por delante" y sin saber lo que me esperaba, me tiré a una piscina gigante sin saber qué tan profunda era. Transité mi primer embarazo sin conocer que habría otro y disfruté hasta de lo imposible.
Recuerdo aquella madrugada de lunes, caminando rumbo al hospital, con miedo pero la fiel seguridad que se venía lo mejor de mi vida. Lola llegó a puro grito en un mar de llanto avisándome que éramos dos y sentenciado el verdadero amor eterno. Aprendimos juntas y hoy, a un paso de cumplir 6 años me animo a afirmar que fue la que me enseñó la valentía del amor. Sus ojos enormes son la luz de mi camino y verla crecer con tanta curiosidad, picaría y amorosidad me hace sentir una chica super poderosa.
Ella lo logra todo. Incluso logró que me sumerja la absoluta pasión de hacer un poquitin más numerosa nuestra familia monoparental. Sus caricias en mi panza, sus canciones al ombligo y su: "Mami es super linda", no bien conoció a su hermana me dio la pauta que estábamos destinadas. Jamás lo había soñado pero qué lindo se siente. Charo y sus carcajadas, Lola y sus ocurrencias. ¿Qué más puedo pedirle a esta vida que no planifiqué pero que tan bien me salió?
Los miedos siguen a la orden del día pero se guardan rápido con la primera luz del día. Solemos abrazarnos por las mañanas para subirnos a la montaña rusa de emociones que nos tiene preparada la vida. Ellas y su amor por mi madre hacen que seamos mucho más que tres. Somos amor en su máxima potencia qué transita la vida sin victimizarse pero con el fiel relato de una realidad absolutamente imperfecta pero proporcionalmente maravillosa. Feliz día a todas las personas que brindan amor sea cual sea su título pero cumpliendo ese rol.
Fuente: Débora D´Amato, mamá de Lola y Charo. La periodista genera charlas y encuentros para mujeres buscan la maternidad con métodos no convencionales como la fertilización asistida. Hoy está en C5N con Juan Amorín, en NET con Carlos Monti en "Entrometidos", y conduce "Débora sin vueltas" en el Canal de la Ciudad.
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