Papas fritas, gaseosas, alcohol, café, algo dulce, los juegos online y el celular... Todos estos estimulantes de la dopamina, la hormona del placer, terminan volviéndose tóxicos y hasta adictivos. Por eso, se puso de moda el ayuno de dopamina, una tendencia que se sigue en Silicon Valley y que incluso inspiró libros y conferencias.
La dopamina es un neurotransmisor, considerado como el causante de sensaciones placenteras y está presente en una gran cantidad de procesos como el control del movimiento, la memoria, el aprendizaje y la recompensa cerebral. El fin del ayuno de dopamina es aislarse de los estímulos nocivos del mundo moderno, como el exceso de conexión tecnológica, para equilibrar los neurotransmisores.
Una tendencia instalada en Silicon Valley
"Dopamine Nation" es el nombre del libro de la psiquiatra Anne Lembke. Ella afirma que en Silicon Valley practican el ayuno de dopamina desde hace unos 5 años. Según la experta, tanta estimulación de dopamina provoca un estrés excesivo. "Mientras más cosas tenemos nos sentimos menos felices", señala.
Las mismas partes del cerebro que procesan el placer, también procesan el dolor, y funcionan como lados opuestos del equilibrio. Y así como la dopamina se eleva ante un estimulo, baja de inmediato para nivelar la balanza. Por eso cada vez se necesitan placeres más potentes. Y ahí es donde es importante practicar el ayuno. Esta técnica ayuda a equilibrar los hábitos, y a prevenir el deterioro cerebral.
Cómo practicar el ayuno de dopamina
Es una instancia que hay que aprovechar para la autoexploración. El ayuno de dopamina definitivamente reprograma las vías de recompensa en el cerebro. Se recomienda comenzar el día con meditación.
Lo mejor es evitar lo estimulante al despertar y realizar actividades tranquilas como meditar, escribir, tomar un poco de agua, caminar y pensar.
"Lo que yo les recomiendo a mis pacientes es que consigan la dopamina de manera indirecta", comenta la experta. Ella propone por ejemplo hacer ejercicio o proponerse tareas que implican un cierto nivel de sacrificio, para que el cerebro te premie con una liberación de dopamina para compensar el efecto del dolor.