La emotiva melodía entonada por Scott MacKenzie, cantante de The Mamas & The Papas, titulada "San Francisco" decía en sus primeras estrofas: “If you'e going to San Francisco, Be sure to wear some flowers in your hair, If you'e going to San Francisco, You’e gonna meet some gentle people there”.
Invitaba en el año 1967, a llevar flores en el cabello para visitar la ciudad.
Este pasado mes de octubre, decidimos sumergirnos en la vida de la ciudad alquilando bicicletas, una elección similar a la que hicimos en Amsterdam.
Esta decisión nos permitió desplazarnos a una velocidad más pausada, descubriendo vecindarios auténticos y manteniendo breves conversaciones con personas que rara vez se encuentran en los lugares mas turísticos.
Ademas, como San Francisco presenta variaciones de altitud, exploramos numerosos rincones de la ciudad utilizando el tranvía para evitar subir las empinadas colinas de Powell Street a pie.
Así, fuimos a recorrer Lombard Street, la calle serpiente más empinada y famosa por sus curvas cerradas. Luego el pintoresco barrio de pescadores, Fisherman's Wharf. Visitamos la zona de muelles donde cada uno esta identificado con un numero especifico y los más concurridos son el 33 y el 39.
El Pier 33, conocido también como "The Rock" o simplemente "Alcatraz Dock", era el muelle donde los presos eran embarcados con destino a la Prisión Federal de Alcatraz. Esto añadió un intrigante componente histórico a nuestra visita. Y el Pier 39, famoso por una numerosa colonia de leones marinos y focas que descansan al sol sobre unas balsas que les han construido para evitar que se suban a los barcos.
Desde este barrio marinero alquilamos bicicletas, cruzamos el Golden Gate y a tan solo 12 km de haber finalizado el trayecto, pedaleando llegamos a Sausalito, un pequeño pueblo marítimo que bordea la bahia. Esta coqueta comunidad es lugar de residencia de famosos y adinerados que quieren alejarse del bullicio de la urbe.
Aqui, nos tomamos un respiro y disfrutamos de un almuerzo en Napa Valley Burger Company, quedándonos asombrados al examinar el menú y descubrir que los sabores estaban inspirados en los distintos vinos de la región.
Continuamos nuestra ruta en bicicleta atravesando una zona de casas flotantes que ganan terreno al mar, hasta llegar a Mill Valley, otra encantadora ciudad situada en la Bahía de San Francisco, enmarcada por colinas y valles, con acogedoras cafeterías , restaurantes y boutiques.
Ya luego de casi 40 km en bicicleta, llegamos a la terminal de Ferry y regresamos navegando hasta San Francisco pasando junto a la Prision Federal de Alcatraz.
Al llegar, dejamos las bicicletas en el mismo lugar de partida y en autobús llegamos hasta el cetro de San Francisco, donde ademas de sus bellas calles anchas nos sorprendió ver taxis ¡sin conductor! Combinan la inteligencia artificial con la conveniencia de un servicio de taxis y un avance en la movilidad urbana. Delante del asiento del pasajero hay una pantalla táctil con botones que te permiten elegir la música, la climatización y ver el mapa de ruta mientras el coche va a una velocidad moderada respetando todas las señales y objetos que detectan los sensores.
Nos comentaron unos amigos que es simpático viajar en ellos, pues el vehículo te da la bienvenida con una voz amigable y te pregunta si quieres escuchar chistes durante el trayecto demostrándote que la tecnología también puede ser divertida.
Otra curiosidad fueron las huertas que existen en algunas plazas y forman parte de proyectos comunitarios que fomentan la sostenbilidad y el acceso a alimentos frescos y locales.
Observamos también cambios notables en las calles de los barrios históricos con la presencia de mendigos y personas afectadas por el consumo de sustancias, rodeados de condiciones precarias y desafíos de salud.
Los últimos dos puntos populares que visitamos fue Alamo Square con sus icónicas casas victorianas, las Painted Ladies, coquetas casas de madera con un pequeño jardín y una escalera de entrada y el Barrio Chino con su rica cultura y herencia..
Finalizamos nuestra breve visita a San Francisco deleitándonos no solo con sus paisajes sino también con la hospitalidad, cortesía y sonrisas genuinas que celebraban la convivencia como un pilar esencial de la vida diaria. Cada encuentro con los residentes locales nos brindó la oportunidad de conectarnos con una sociedad cálida y única.
Suscribite al newsletter de Para Ti
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos: