Solo faltan poco más de cuarenta días para que llegue la temporada de setas a España que es cuando cada catalán sale a recogerlas después de haber guardado uno de sus mejores secretos: las coordenadas donde el otoño pasado hicieron la cosecha de esos hongos que asemejan tener una estructura de sombrilla.
Aunque la experiencia de recolectar setas les resulta gratificante a los españoles, no todos conocen las especies comestibles y las características que deben evaluar antes de llevarlas a su mesa habida cuenta de la existencia de variedades venenosas que crecen en sus bosques.
Si bien es cierto que encontramos variedad de ellas durante todo el año, la verdadera temporada arranca en octubre dadas las condiciones adecuadas de frío y humedad moderada; durante esa época que gran cantidad de personas deciden recorrer los bosques de su comunidad para recoger setas y de paso organizar un picnic.
Por eso, tuvimos la buena idea de visitar la Feria de la LLenega de Cardona y así conocer, de boca de los especialistas, todo lo que debíamos tener en cuenta para no intoxicarnos y a la vez cuidar el medio ambiente en nuestra inexperta recolección.
Luego de transitar una hora y media por carretera, llegamos a Cardona; el pueblo estaba, como se dice, “vestido de fiesta” como ocurre toda vez que se celebra un acontecimiento importante en la localidad, con paradas en puestos de venta de productos de artesanos, otros de conservas, de quesos, de embutidos, de olivas y, por supuesto, de venta de setas al natural y envasadas.
A Cardona se la conoce como la “Tierra de los Reyes sin corona” por la cantidad de tierras que poseían unas pocas familias. Mientras caminamos por las calles percibimos esa particularidad medieval que aún perdura en el pueblo. Cardona posee un centro histórico que, en sus orígenes, se situaba en las afueras, alrededor de un mercado armado a los pies de la montaña donde se ubicaba el castillo.
La exposición principal de la Feria de la LLenega de Cardona estaba dispuesta en la Plaza del Mercat, con una serie de mesas con platos y canastas pequeñas donde se encontraban ejemplares de setas y sus características específicas.
Sobre el mediodía, compramos tickets con el propósito de ingresar al espacio gastronómico montado en la Plaza Santa Eulalia, allí pudimos hacer una cata de diferentes platos cocidos con hongos, sentados a las mesas de madera armadas para tal fin.
Durante el transcurso de esta feria, hubo concursos para los mas experimentados en el tema setas, hubo premios para lo que habían llevado la seta más grande, para los que ostentaban la más original, ejemplares que se expusieron para que los visitantes pudieran apreciarlas.
De las charlas que pudimos escuchar de algún veterano experimentado nos quedaron conceptos claves como son las formas correctas de recolección y que no se deben recolectar las setas muy pequeñas dado que hay que darles tiempo a que produzcan esporas para poder repoblarse.
Primeramente, la recolección se puede hacer con la mano o con una navaja, teniendo en cuenta la variedad de la seta de que se trate. Debes investigar previamente qué tipo de hongo predomina en la zona donde vas a hacer la recolección y no ingerir variedades que no estés seguro/a de conocer. Saber de qué seta se trata evitará cualquier intoxicación.
Si utilizas tus manos, girar con precaución el tallo; si usas navaja, cortar bien al pie del tallo. Luego se deberá colocar la seta boca abajo en una cesta de mimbre. El uso de cestas de mimbre obedece a que las setas se reproducen por esporas; la cesta permite que las mismas vayan cayendo al suelo y repueblen el terreno mientras sigues recolectando otras.
Debido al exceso en la extracción de setas, las distintas comunidades se han visto obligadas a establecer un peso máximo por persona. Te preguntarás, ¿qué hacen las personas con tantas setas?; pues la mayoría las secan y las aprovechan en sopas y salsas.
Después de pasar todo el dia en esta variada feria, emprendimos nuestro regreso no sin antes recordar que “ las setas buscan la soledad, hasta que llegue su dueño, para bien o para mal” y que el conocimiento de sus variedades resulta indispensable para recogerlas. Por eso es común ver en los bosques grupos de personas sentadas alrededor de una mesa clasificando y limpiando su cosecha.
Por aquellos cielos del mundo, miles de setas son extraídas de los bosques después de las lluvias mientras la temperatura comienza a descender y las hojas de los árboles cambian su color verde por tonos dorados. Los más experimentados nos suelen recordar la responsabilidad que implica llevar a cabo esta actividad donde cada recolector se lleva parte del otoño en sus manos.