Empezar el día con una rica taza de café es parte de la rutina de millones de argentinos. Esta bebida popular y milenaria tiene grandes beneficios para la salud pero también convive con una serie de mitos sobre su procedencia y sus características nutricionales. Por eso, hacemos un repaso de todos sus beneficios y derribamos los mitos más comunes al respecto.
El café que consumimos a diario no solo es un excelente antioxidante, que puede
retardar el envejecimiento celular y prevenir enfermedades degenerativas, sino que además contiene más de 1.000 compuestos entre vitaminas, minerales y cafeína.
En simultáneo, de acuerdo a distintos estudios, el consumo regular de café está asociado a un riesgo menor de desarrollar diabetes, hipertensión arterial, obesidad y depresión. Esto se debe en gran medida a compuestos como la cafeína, pero sobre todo al ácido clorogénico, el magnesio y la trigonelina que actúan reduciendo la resistencia a la insulina y la inflamación.
¿Cuál es el origen del café torrado?
Si bien el café torrado es una de las bebidas más populares del país, poco se conoce acerca de su origen histórico. El consumo de esta bebida en Argentina se debe a la adopción de la tradición de los inmigrantes españoles, que también introdujeron esta costumbre en otros países de América Latina y Europa.
Conservaban la práctica antigua de incorporar azúcar al momento de tostar el café, con el objetivo de mejorar la conservación del grano al protegerlo de la oxidación y la humedad. Este proceso es el que hoy conocemos como torrefacción. En este sentido, existe una serie de mitos acerca del café torrado que vale la pena derribar.
En el consumo hogareño de café en Argentina, alrededor del 90% de las tazas son de café torrado en cualquiera de sus formatos, ya sea molido, soluble o en saquitos.
Mitos y verdades: la verdad sobre el café torrado
Cuando hablamos sobre café torrado, rápidamente se hacen presentes distintos mitos y prejuicios al respecto. Durante los últimos meses, por ejemplo, comenzó a circular la idea de que “el café torrado está prohibido en casi todo el mundo”. Esto es falso, dado que la torrefacción está permitida y regulada en muchos países alrededor del mundo.
De acuerdo a la legislación de cada uno, varía el porcentaje permitido de azúcar tanto para el café molido como para el soluble. Por eso existen variaciones del nombre “café torrado” entre distintos países. Por ejemplo, “café glaseado” en Alemania y Austria, “café mezcla o torrefacto” en España y “café mezclado con azúcar” en México. También podemos encontrarlo en Estados Unidos, Portugal, Colombia, Costa Rica, Brasil y Uruguay.
El cuestionamiento de la procedencia y la calidad del café torrado también suele ser un tema recurrente. Se suele escuchar que "para el café torrado se utilizan granos de mala calidad” y nuevamente, se trata de una concepción falsa.
El café torrado que se consume en Argentina está a la altura de estándares mundiales, porque se exige un mínimo de calidad basado en la Tabla de clasificación Oficial Brasilera. Por ser el principal productor mundial de café, Brasil es el referente en la materia. Además, en nuestro país se prohíbe la importación de granos de café verde de calidad inferior al “tipo 8”. De esta manera se garantiza la calidad de todos los granos de café que ingresan al país, independientemente de su finalidad.
El tercer mito que vamos a derribar es quizás uno de los más repetidos: “si tomás café torrado, estás tomando azúcar”. Si bien este tipo de café se consigue al tostar los granos verdes con azúcar, esta afirmación también es falsa. Al ser un proceso que se realiza a altas temperaturas, el azúcar se transforma en caramelo y pierde tanto su capacidad de endulzar como su aporte calórico.
Por eso, luego de la torrefacción, la cantidad de azúcar añadido por taza de café es de menos de 0,1 g (100 mg). Para que se entienda aún mejor, esa cantidad de azúcar es tan ínfima que el Código Alimentario Argentino exige indicarla como 0 en las tablas de información nutricional de los envases.
En definitiva, no hay dudas de que tomar café es una buena idea por distintas razones. Tanto por sus beneficios para la salud como por el momento de disfrute, en soledad o con compañía, representa una parte importante de la cultura argentina y el día a día.