Cada 19 de octubre se conmemora en todo el mundo el Día de Lucha contra el Cáncer de Mama y, como cada año, nos convoca a potenciar nuestros esfuerzos en prevención: un diagnóstico precoz aumenta notablemente las posibilidades de curación.
Sí, detectada a tiempo, esta enfermedad tiene cerca de 95% de chances de curarse, con tratamientos menos agresivos y más conservadores. Por eso, resulta vital la visita al médico mastólogo y la realización de la mamografía una vez al año a partir de los 40, aunque no haya síntomas.
El cáncer de mama es un tumor maligno que se da más frecuentemente en las mujeres. Se origina por la reproducción descontrolada de células anormales en la mama y, a pesar de ciertas causas genéticas que lo provocan en determinadas ocasiones, en la mayoría de los casos, se desconoce su causa.
Respecto a los factores de riesgo, el cáncer de mama, por lo general afecta a las mujeres cerca de la menopausia, no obstante, en los últimos años se observa una detección a edades más tempranas. Respecto al “cáncer hereditario” representa en la actualidad solamente entre el 5% y el 10% de todos los cánceres de mama diagnosticados.
Podemos sospechar que puede aparecer por factor hereditario al tener un familiar de primer grado (madre, hermana, o hija), o más de dos de segundo grado (tía, abuela) que lo padecieron a edades tempranas (menores de 45 años), en forma bilateral (afectando a las dos mamas) o comprometiendo los ovarios.
Además, del antecedente familiar y el hecho de ser mujer, hay otros factores que podrían considerarse de riesgo. Por ejemplo: el antecedente de exposición a radiaciones sobre el tórax (por otras enfermedades) y ciertas enfermedades “pre-malignas” de la mama que aumentan el riesgo a desarrollarlo.
A la vez existen otros factores de riesgo que sí son modificables como la nuliparidad (inexistencia de partos) y falta de lactancia, el uso de terapia hormonal de reemplazo en forma prolongada y el consumo desmedido de alcohol, grasas y el sobrepeso.
Cualquier nódulo o bulto en las mamas, o alteración de su forma, alteraciones de la piel de las mamas, tales como: retracción, induración, coloración rojiza, alteraciones del pezón, tales como: picazón, retracción, ulceración, sangrado u otro tipo de secreción o aparición de ganglios en las axilas, se destacan entre los principales signos de alerta.
Para su detección precoz la mamografía y la ecografía mamaria, son dos grandes aliados.
Es aconsejable que las mujeres que no presentan ningún síntoma en las mamas comiencen sus consultas de rutina con el médico mastólogo a partir de los 35 años.
Y realizar la mamografía en forma anual a partir de los 40 años. Mientras que aquellas que tuvieron antecedentes familiares de cáncer de mama, deben comenzar a realizar sus controles diez años antes de la edad en la que enfermó el familiar. Por ejemplo, si la madre contrajo la enfermedad a los 40 años, sus hijas deberán comenzar a realizar sus propios controles a partir de los 30. En estos casos es importante consultar al especialista cada seis meses y realizar una mamografía anual.
No obstante, las mujeres que presenten algún síntoma de los explicados anteriormente deben consultar inmediatamente, tengan la edad que tengan.
Respecto a la ecografía mamaria, cabe destacar que es un estudio de mucha utilidad como complemento del examen físico y de la mamografía. Habitualmente se indica a las mujeres de 40 años, en conjunto con la mamografía, dado que de ese modo aumenta la sensibilidad del diagnóstico.
Es decir, un método puede detectar algo que el otro no pudo ver y ambos, en conjunto, pueden hallar más que cada uno de los métodos por separado. En las mujeres menores de 30 años, la ecografía es el primer método de elección y a veces el único, quedando la mamografía como complemento en caso de ser necesario.
En pacientes muy jóvenes (menores de 25 años) con alto riesgo familiar o genético, en lugar de la mamografía, se puede indicar resonancia nuclear magnética y ecografía mamaria en forma anual.
Y, ¿qué lugar ocupa el autoexamen mamario en la prevención? Es útil que la mujer conozca y reconozca la constitución de sus mamas ya que puede consultar si nota cualquier alteración. Está demostrado que los tumores detectados por el autoexamen en forma periódica son, en promedio, de menor tamaño que aquellos descubiertos por mujeres que no practican el autoexamen, o que no lo hacen con frecuencia (al menos una vez por mes).
Aquellas mujeres que no estén motivadas a realizar el autoexamen o cuya realización les produzca un efecto psicológico negativo, deberían realizar consultas al mastólogo de forma más frecuente, por ejemplo, cada seis meses.
Fuente: Dr. Juan Luis Uriburu (MN 72.558). Especialista en Mastología. Jefe de Servicio de Mastología del Hospital Británico de Buenos Aires.
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