La semana pasada reflexionaba sobre cómo aprender a frenar, a escuchar mi cuerpo, a validar qué necesito, a aprender de a poco a romper el paradigma de la productividad. Elegir una manera diferente de hacer las cosas: dejar de lado el afuera y lo que se espera de mí para animarme a sentir qué quiero, qué necesito, de qué tengo ganas. ¡Un gran desafío! Y un gran tema asociado: aprender a decir que no, a poner límites, temón!
Como una especie de premonición hoy escribo esta columna con una gripe que me tiene en cama, dolorida y cansada. Mi semana estaba llena de actividades, reuniones, yoga, pilates y más etcéteras. La semana que viene facilitamos un taller con una gran amiga y colega. Y vino la gripe. Bienvenida!
Y sigo pensando: el cuerpo habla todo el tiempo. El cuerpo es puro presente. No miente nunca. Cuando nos damos un pequeńo espacio para escucharlo aparece, enorme como es. Ahora que estoy en cama con gripe pienso cuantas veces lo forcé, lo exigí, cuántas veces no frené. También me digo: hice lo mejor que pude con lo que tenía y tengo. Y sigo aprendiendo.
Cito a Jeff Foster @jefffosterofficial, cuenta que recomiendo, en esto de aprender a parar, a observarme, a respirar, a sentir.
Si estás agotado, descansá
Si no tenés ganas de empezar un nuevo proyecto, no lo hagas
Si no tenés la urgencia de hacer algo nuevo quedate en la belleza de lo viejo, lo familiar, lo conocido
Si no tenés ganas de hablar, hacé silencio
Si estás agotado de las noticias, apagá todo
Si sentís posponer algo hasta mañana, hacelo
Si no querés hacer nada hoy, permitite no hacer nada hoy
Sentí la plenitud del vacío, la vastedad del silencio, la pureza de la vida en tu momento improductivo
El tiempo no siempre tiene que ser llenado
Sos suficiente simplemente por Ser
El viaje de elegir aprender un nuevo modo de Ser y de hacer. De escucharme y validarme.
Si sentís estas ganas te deseo valor y que empieces despacio.
Paso a paso.
Fuente: Zelmira Kroselj, directora de Zelmira K Comunicación y Coach Ontológico Fundación Protagonista de Cambio.