La semana pasada retomé las columnas que con tanta generosidad me invitaron a escribir en Para Ti con un tema que considero clave para mi bienestar hoy: romper el paradigma de la productividad para ser querida, reconocida, validada, aceptaba, aprobada y más etcéteras…
Y empezar de a poco - con tropiezos, con dudas, con miedos, con avances y retrocesos – a incorporar el paradigma de ¿qué necesita hoy mi cuerpo, mi mente, mi alma? ¿Qué quiero hacer? ¿De qué tengo ganas?
Recordaba dónde y cuándo aprendí a ser la niña buena que todo hacía, que nunca decía que no, que se sobreadaptaba a las necesidades de los demás. Salí al mundo a hacer para satisfacer a los demás sin las herramientas para observar qué necesitaba yo. Salí a hacer, a producir. Lo que fuese. No importaba. Salí a ser alguien para cumplir con las exigencias del afuera, sin sentir mis emociones.
Pareciera que frenar, tomarme un tiempo para sentir, para observar qué me pasa o qué necesito no es productivo. Mejor sigo pensando y produciendo porque es lo conocido, lo que aprendí. ¿Te pasa?
Hoy estoy aprendiendo a cuestionar, a revisar qué necesito. Y esto incluye mi salud, mi tiempo libre, mi espacio para no hacer nada, mi trabajo, mi pareja, mis hijas. Y es un gran desafío no sentir culpa, aprender a validarme, aprender a decir no (¡gran tema que viene!)
Soltar el paradigma de la agenda colapsada para pasar a una agenda más plena, orgánica, en sincronía con lo que siento y necesito.
Llegué de un viaje largo e intenso hace dos semanas. La primera semana pude escuchar mi cuerpo. Frené, descansé, no llené la agenda, bajé un cambio, ¡qué bien se sintió!
Empecé hace poco a ir a sesiones de bioenérgetica, no sé si han escuchado hablar de qué se trata. Es como un psicoanálisis del cuerpo. Dejar las palabras y la mente y empezar a escuchar a mi cuerpo. ¿Qué me trae? ¿Qué me muestra? Encontré mucha información, aparece lo inesperado. ¡Claro! Si nunca frené de una manera tan consciente como ahora.
Y todo esto que estoy sintiendo tiene un gran paisaje de fondo que con letras luminosas dice: AutoAmor. El gran viaje de volver a mí. A encontrar la que soy de verdad. La original. La perfecta desde lo auténtica que soy. Y desde ese camino volver a salir. Y ver qué pasa. Un viaje con muchas sorpresas, descubrimientos e incertidumbre. Confiando en que será lo mejor para mí.
Fuente: Zelmira Kroselj, directora de Zelmira K Comunicación y Coach Ontológico Fundación Protagonista de Cambio.
