La luna llena aporta energías relacionadas con lo sagrado femenino. Un momento lleno de energía, que resulta ser el momento ideal para bañar de luz a nuestros cristales. La luna llena marca un momento de cierre, de conclusiones. Fundamental para impulsar propósitos y establecer objetivos. Y los cristales pueden llegar a ser una gran herramienta para poder hacerlo.
Pasos a seguir para cargar nuestros cristales:
1. Vamos a necesitar un bowl redondo, sal gruesa y agua.
2. En el bowl colocamos sal gruesa y lo llenamos con agua. Si estás cerca del mar podés usar esa agua directamente.
3. Colocamos las piedras dentro. Menos las amatistas que podrían estropearse con la sal.
4. Colocamos todo el bowl bajo la luna llena durante toda la noche. Aunque esté nublado, su energía mantiene intacta.
5. Al otro día la sacamos y dejamos cargar los cristales al sol hasta el mediodía.
6. El agua del bowl se tira por el inodoro y el bowl se lava para volver a utilizarlo el mes próximo.
7. ¡Cristales limpios y cargados!
¿Por qué hay que limpiar los cristales?
Realizar este proceso mensualmente realmente nos lleva tan sólo unos minutos, y es muy importante porque al estar limpios facilitan la entrada de la luz. Y al hacerlo, sus propiedades se potencian de mejor manera y podemos conectar mejor con ellos.
Otros rituales de limpieza
Sin embargo, a veces cuando estamos expuestos a conflictos o situaciones negativas es recomendable limpiarlos más de una vez al mes. Por eso, hay otras alternativas a la luna llena. El agua de lluvia es una de las mejores y más fáciles (prohibido en hematites y malaquitas). También podemos limpiarlas con incienso, rodeando la piedra con su humo por aproximadamente un minuto. Es importante durante el proceso tener una ventana abierta para que éste salga. Y por último, el arroz. Se debe llenar un tazón con sus granos crudos y dejarlo por 24 H.