El estrés es la forma en que el cerebro y el cuerpo responden a exigencias que superan la media habitual. Lo hacen a través de la liberación de hormonas tales como el cortisol y otras que controlan el funcionamiento de las diferentes partes del cuerpo.
En una primera fase -o fase de reacción o de alarma- se genera una activación general de estas hormonas en el organismo. En una segunda fase, se produce una capacidad de resistencia, en la cual el organismo trata de superar la situación pero al no conseguirlo se genera agotamiento y empiezan a aparecer los primeros síntomas. La tercera fase, la de agotamiento, llega cuando las exigencias del caso superan la capacidad de respuesta.
Los efectos del estrés son múltiples y el más importante es la disminución de la capacidad de respuesta inmunológica que combate las enfermedades producidas por gérmenes como virus o bacterias. Otros síntomas del estrés son la depresión, irritabilidad, miedo, nerviosismo, inestabilidad del estado de ánimo, malestar gastrointestinal y el cansancio.
Si una persona presenta estos síntomas, se aconseja realizar actividad física con regularidad, controlar los niveles de consumo de cafeína, llevar rutinas de higiene del sueño y del trabajo, practicar técnicas de relajación y realizar psicoterapia en todas sus categorías.
Además, es recomendable tener actividades vinculadas de la vida social y también de momentos de ocio como parte de las rutinas saludables.
En suma, si bien el estrés es un problema muy frecuente en estos tiempos, hay acciones que se pueden llevar a cabo para reducir su impacto en la salud mental y física.
Fuente: Dra. Paola Caro (MN 113.445)