Es muy importante para tener registro de cómo estamos manejando la lactancia, ser capaces de identificar una succión nutritiva alimenticia, de una succión nutritiva afectiva. Cuando llegan a mi consultorio, es uno de los temas que pondero explicar. Esto significa saber cuándo recibe aporte, y cuándo no, aunque el bebé este prendido.
La succión nutritiva alimenticia es grande, lenta, redonda, vigorosa, profunda y rítmica. Claramente, puede haber pausas, pero retoma el ritmo.
De repente, se puede apreciar que cambia el tipo de succión, veamos por qué:
- El bebé pierde el interés alimenticio de esa teta.
- Disminuye el reflejo de eyección de leche.
Entonces se pone de manifiesto, la succión nutritiva afectiva: es más superficial, rápida y el movimiento se centra en los labios y en una mecánica de arriba abajo, tipo mordida.
Este es el momento, en que suelo aconsejar cambiar de teta al bebé, así le estamos brindando la posibilidad de mamar del otro pecho. Si lo quiere, bien, y si no, también. Si el bebé lo desea, en la segunda teta puede dormirse o soltarla.
Necesidad de succión afectiva
Es vital que conozcamos que la necesidad de succión afectiva existe. Al principio es un reflejo.
La boca es el lugar del cuerpo con mayor terminaciones nerviosas, la cosmovisión del bebé es a partir de la boca. La succión afectiva organiza la psiquis del bebé, le da foco, borde, seguridad y le otorga la capacidad de liberar estrés.
En términos de veces que un bebé debe mamar, indico que sea la cantidad de veces que quiera, poniendo atención las primeras semanas en que al menos sean 8 o 10 veces por día. En recién nacidos antes de las 39 semanas de gestación, la cantidad de veces es mayor porque duermen más y las tomas son cortas y frecuentes.
Una de las preguntas que más me hacen en el consultorio es si ofrecen los dos pechos o uno por toma. Ofrecemos ambos porque es probable que de esa manera el volumen de leche consumido al día sea mayor. Pero si desea uno, es que necesita uno.
Acerca de "leche gorda" y "leche flaca"
Permitámonos dudar de pediatras o puericultoras que indiquen tomas tomando de referencia tiempos y cantidades.
La leche gorda y la leche flaca no existen. La leche siempre es leche. A medida que el bebé mamá y drena leche, la cantidad disminuye, la grasa se concentra. La fracción lipídica de leche se adhiere a las paredes del alveolo y el bebé tarda un poco más en alcanzar esta parte más grasosa, si el alveolo está lleno.
Lo que realmente importa es el volumen de leche consumido a lo largo del día, ya que no tenemos forma de saber cuándo está presente la leche con más grasa en cada toma, porque si la última prendida fue hace media hora, probablemente la concentración grasa del principio contenga grasa, cómo lo es en otras tomas, al final.
Esto es porque el contenido de grasa de la leche inicial varía en gran medida, del patrón de la lactancia materna diaria. Lo que augura más precisión es cambiar de pecho, cuando pasa de succión alimenticia a afectiva.