Las crisis vitales son procesos normales en el transcurso de la vida de las personas, pero suelen dar lugar a poderosas sacudidas en la cotidianeidad.
"En algunas personas, estas crisis pueden desencadenar manifestaciones relacionadas con el erotismo, aunque un aumento de peso o la agudización de problemas de sobrepeso preexistentes la traen a la consulta nutricional en busca de ayuda", explicó Liliana Papalia (MN 114.921), médica especialista en nutrición, vínculos y neurociencias.
La doctora determinó que hay que entender que sólo se exponen las causas visibles de su obesidad. "Se come mal, a deshora, con porciones exageradas o con alimentos que le brindan satisfacción rápida a través de carbohidratos y grasas. Pero, ¿qué sucede bajo la superficie? ¿Cuáles son las insatisfacciones, angustias y represiones que terminan en el plato?", dijo la experta.
Por otra parte, la médica detalló que comprender dichos disparadores y detectar cuál es la etapa que se está transitando es necesario para poder descubrir factores no explícitos que determinan las conductas que, finalmente, llevan al sobrepeso o a la obesidad.
Cuáles son los factores que llevan al sobrepeso
"La vida moderna es complicada, pero, más aún, lo es el manejo de los sentimientos. Por ello, la comida es una necesidad y una motivación, como también lo es el placer. Entonces, hay un dilema a la hora de comer: ¿Se elige lo justo como para satisfacer ese placer? ¿Qué pasa cuando lo que falta es deseo sexual o hay deseo, pero también miedo de exponerlo ante la pareja?", determinó Papalia.
La especialista detalló que esta crisis abre un espacio no tan claro, inicialmente, pero que es una oportunidad perfecta para ponerse cara a cara con fuerzas vitales y, muchas veces, opuestas: lo que se “debe” y “no se debe” hacer, la tentación, la necesidad de seguridad, la urgencia, los deseos, la imposibilidad, las sensaciones de aprisionamiento y de locura, la culpa.
"Todo esto enmarcado en un mismo conflicto interno indefinible que remite al vacío, el cual se debe llenar con algo dentro de los límites que se imponen desde la sociedad, desde el afuera. Entonces, es más simple y, aparentemente, más inocuo, hacerlo con mucha comida", aseguró la experta en neurociencias.
Las dietas no son las soluciones más efectivas
"Al escuchar las historias de las personas que llegan al consultorio, esperando que se aplique en ellos los tratamientos tradicionales para el descenso de peso, pero se detectan esas fuerzas reprimidas con intentos de justificaciones que ya no pueden casi mantenerse, hay que explicarles que ir por el camino tradicional podría ser la opción más fácil, pero que negarse a ver las causas subyacentes sólo los llevará a resultados poco duraderos y a continuar inmersos en un círculo vicioso de sufrimiento muy difícil de cortar", determinó Papalia.
A su vez, la doctora explicó que, en muchos casos, se ve la necesidad de dejar de luchar inútilmente contra esas fuerzas. "Es por todo esto que, apenas comenzada la consulta, lograr un espacio de escucha y entendimiento los reconforta", afirmó.
"Si se avanza un poco más, los moviliza sentir la sacudida de descubrir lo que realmente les sucede, pero les da alivio. Finalmente, entienden que hay que enfrentar la situación, que sería inadecuado terminar en una recomendación tan simplista como “hay que comer menos y moverse más”, sino dejarse llevar a la profundidad de las causas de las conductas que se están manifestando y encontrar los resultados concretos", detalló la especialista.
Por último, la médica aseveró que, para estar a la altura del desafío que implica el abordaje complejo de la obesidad, hay que estar atentos a esta combinación de factores corporales, emocionales, culturales y sociales.
"Es fundamental, incluso, poder ver más allá de lo que las pacientes muestran y diceninicialmente, y raspar un poco debajo de la superficie, para detectar las frustraciones, motivaciones y represiones que indican la existencia de una posible crisis vital, con estas particularidades", sentenció Papalia.
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