Lo primero que debés saber es que la llamada "emboscada emocional" no es un concepto psicológico; se ubica dentro de esas frases coloquiales que se dicen cuando los demás no validan o cuestionan nuestros deseos.
Estas expresiones del afuera pueden ser dichas con sinceridad o bien tienen la intención de echar por tierra lo que construimos con entusiasmo ¿Cuántas veces dejamos pasar comentarios adversos que no valen la pena “engancharse” o bien ¿Cuántas veces nos vamos con un sabor amargo luego de que una persona querida nos hecha abajo algún proyecto o presiona para que este se realice?
"Debemos tener cuidado con las consabidas frases: “¿Y para cuándo?” o ”no servís para eso”. Cada una de estas y otras tantas expresiones juegan en contra cuando se es más vulnerable, nos encuentra dubitativos o esperamos ansiosos la validación del entorno. Y en este punto de la susceptibilidad personal quisiera detenerme", explica el doctor Walter Ghedín, psiquiatra y sexólogo.
¿Cómo somos o cómo estamos?
"Muchas veces, cuando escuchamos o vemos conductas que se ubican dentro de esta emboscada emocional, reaccionamos en el momento y rápidamente olvidamos lo ocurrido. Pero el olvido no significa borrar el suceso, sino almacenarlo en el reservorio de experiencias para saber qué hacer si se repite", explica el especialista.
"Sin embargo, en personalidades dependientes del afuera, la reacción emocional puede incrementar la vivencia de fracaso con el sabor amargo de la derrota. En el caso contrario, en las personalidades más independientes, el ajuste emocional es contundente y corta de cuajo con la “mala onda” que recibe", continúa.
"El modelo de apego a los demás (construido durante la infancia) define la movida y la regulación emocional. Desde el concepto evolutivo es el miedo al entorno el que activa los mecanismos para afrontar la adversidad. Por lo tanto, se consideran que las mismas emociones (ejemplo: el miedo, el odio, el amor, las pasiones, la ira) son las que se autorregulan para amigarnos con el afuera o para salir lo menos dañados de la contienda", concluye Ghedín.
El poder de las emociones
Estar frente a un obstáculo que impacta en el mundo interno moviliza una serie de emociones y de conductas para enfrentarlo. Y aun interponiendo pensamientos positivos es posible que los sentimientos y las emociones se impongan a la razón.
"Las teorías psicológicas apuntan a mecanismos internos de regulación del mundo emocional, en algunos casos son de autorregulación por haber pasado por experiencias similares y en otros casos es la misma emoción la que moviliza cambios en la manera de percibir y actuar frente al problema", asegura el psiquiatra.
Por lo tanto, hoy sabemos que las emociones mismas tienen el poder de su propia regulación y frente a una emboscada sabrá qué hacer. Encontramos toda una serie de emociones que aparecen frente a las situaciones críticas:
• Emociones lábiles: “me siento bien pero cualquier cosa me altera”.
• Emociones ambivalentes: “te amo y te odio al mismo tiempo”.
• Emociones depresivas: “nunca voy a volver a estar bien”.
• Emociones críticas: “me exijo para luego no reprocharme”.
• Emociones sin sustento: “no sé qué me pasa”.
• Emociones aprensivas: “algo feo va a suceder”.
• Emociones aplanadas: “no siento nada”.
• Emociones condescendientes: “estoy para los demás”.
• Emociones jaqueadas: “cuando estoy bien algo pasa”.
• Emociones estereotipadas: “ahora debo estar bien”.
Cómo actuar frente a una "emboscada"
"Hay que reconocer que la fortaleza coexiste con fragilidad, pero de ninguna manera el afuera puede hacernos cambiar el rumbo con frases dichas que no tienen ningún fundamento, más que la repetir expresiones con una carga negativa", asegura Ghedín.
"No digo que estas frases sean dichas con mala intención (aunque algunas sí), me refiero a que el otro transmite sus propias inhibiciones y miedos sin poder empatizar con el interlocutor. Y del otro lado, del receptor, la pérdida de confianza en uno mismo lleva a creer que las capacidades ajenas son más importantes convirtiéndose en una doble vía de sufrimiento, por un lado, la propia impotencia y por el otro la supremacía externa", agrega el especialista.
"Ese poder del afuera puede ser momentáneo, es decir referido a una situación puntual o provenir desde el inicio mismo de la construcción de la personalidad. Tanto en un caso como en el otro, identificar las emociones, los pensamientos y las conductas, y hacer conscientes los mecanismos de regulación, es el primer paso para ser nosotros mismos en el medio social", concluye el psiquiatra.