El vínculo que fuiste desarrollando junto a tu madre supone la unión de mayor valor que mantienes, por años, con otra persona. La calidad de este vínculo no sólo resulta fundamental para el desarrollo de la personalidad, sino que también, constituye el modelo a seguir para el tipo de relación que, más adelante, estableceremos con otras personas.
Desde un principio debemos aceptar que cada hija lleva consigo una parte de su madre ya sea una parte sana o no. Es un vínculo eterno del que una mujer nunca se podrá desligar. Para poder tener salud mental y ser felices, hay que conocer mediante una búsqueda en tu interior, de qué manera la relación con tu madre influyó en tu historia y cómo sigue haciéndolo.
Pero hay ocasiones en las cuales el ideal de madre protectora y que brinda todas las herramientas y cubre las necesidades, ya sean físicas o emocionales no es parte de la realidad que les toca vivir a algunas mujeres, las mismas pudieron haber sufrido y atravesado relaciones conflictivas con su madre, (hipercontrol, abandono emocional, malos tratos, etc.). Se detecta con las siguientes características, una presencia repetitiva de discusiones, críticas, desprecio, descalificaciones o insultos, amenazas (normalmente de abandono), manipulación, chantaje emocional, victimismo, etc.
Dichas madres pueden transformarse y tener el rol de madres controladoras, las que se caracterizan por tratar de conocer todo lo que hacen sus hijas, llegando al extremo de que no les dejan tomar sus propias decisiones.
También están las madres perfeccionistas, aquellas que exigen mucho a sus hijas y solo se fijan en los resultados que obtienen. Así como en casos particulares y dependiendo de la propia historia de la madre se convierte en manipuladoras y victimistas, las que suelen hacer sentir culpables si no hacen lo que ellas quieren.
Esto lleva a que en el presente sus hijas desarrollen diversos sentimientos encontrados como un sentimiento de inferioridad y una baja autoestima que afecta profundamente sus relaciones personales y en su capacidad para afrontar las situaciones cotidianas de la vida. Algunas desarrollan una necesidad afectiva y pensamientos de aprobación constantes, originados durante la crianza que en la etapa adulta pueden convertirse en patológicos.
Hay un momento en la edad adulta por diversas circunstancias, en la cual llegas a ser consciente y comprendes los efectos que la crianza ha tenido en vos, comenzñas a comprender, a sanar y explorar tus propias metas en la vida.
Cómo sanar el vínculo madre-hija: se trata de limpiar las heridas emocionales
La decisión de crecer implica limpiar las heridas emocionales o cualquier cuestión que haya quedado inconclusa en la primera mitad de la vida. Lo primero que se debe realizar es detectar cuáles son las partes de la relación madre - hija que requieren de resolución y curación, para lograr tener junto a tu madre conversaciones empáticas, donde comuniques como te ha hecho sentir y que cambios vas a realizar a partir de este momento.
Una vez realizado lo anterior puedes tomar en cuenta los siguientes consejos:
1) Hoy tú eres una mujer adulta:
Ha pasado mucho tiempo y la niña que tu madre se empeña en ver como su hija, ha crecido. Es momento de que tomes tus propias decisiones, tenés todo el derecho a vivir tu propia vida. Merecés tener relaciones horizontales, libres de sometimientos y juegos de poder.
2) Aprendé a poner límites:
A pesar de que tal vez muchas veces le has comentado cómo te hace sentir y expresaste la necesidad de que tenga un cambio, tu madre siga repitiendo sus mismos esquemas y pretendiendo que tú actúes igual que en tiempos anteriores. Debes marcar unos límites de respeto en dicha relación dejando en claro hasta dónde permites que se inmiscuya en tu vida.
3) Perdonar para soltar:
Debes poder llegar a comprender los motivos por los que tu madre, en el pasado, se comportó como lo hizo. Entender y ver a tu madre como una persona real con sus propias carencias, preguntale sobre su propia crianza y podrás ver de primera mano que la forma en la que actúo durante tu infancia tal vez sea un patrón repetido y aprendido con su propia madre, ella hizo lo mejor que pudo con lo que aprendió. Está en vos sanar y romper esas cadenas.
4) Reconocer lo bueno y lo malo:
Puede que tal vez solo te estés enfocando en las situaciones más difíciles vividas con ella, pero has olvidado muchos otros momentos en los que fuiste cuidada, alimentada, querida, tomada en brazos, escuchada… Criar a un hijo requiere de una energía tremenda. Valorar esos otros momentos y el regalo mismo de la vida es importante para mantener una relación más amorosa y satisfactoria.
En tu presente debes reflexionar y comprender que todo lo recibido por tu madre, lo bueno y lo malo, lo dulce y lo amargo, es un movimiento que te sana y abre a la vida. Resistirse y tratar hoy en día con reclamos a esa persona por lo que ha hecho solo traerá consecuencias negativas y te debilitará. Debes aprender a estar presente a partir de hoy en cada nuevo acto y relación que armes para no repetir lo que hicieron con vos.
Fuente: Alexis Alderte (MP 85367) es Licenciado en Psicología. Egresado de la Universidad del Salvador. Especialista en Trastornos de Ansiedad y Entrenamiento en Habilidades. (Fundación Foro). Posgrado en Sexología Clínica (Sociedad Argentina de Sexualidad Humana).
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