Día de la niñez: cómo identificar las heridas de la infancia que atentan contra la autoestima - Revista Para Ti
 

Día de la niñez: cómo identificar las heridas de la infancia que atentan contra la autoestima

heridas emocionales de la niñez
Las vivencias de la infancia son vitales en la formación emocional que se genera durante la niñez: cuáles son las heridas que se suelen ocasionar y cuáles son las claves para revertir sus consecuencias, desde la perspectiva de una experta.
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Los niños aprenden por imitación, observando las conductas de los adultos que le rodean, de un modo no consciente. Todo lo que ven deja una huella, al igual que las frases que escuchan. Por eso, es fundamental comprender que los padres enseñan con el ejemplo, es decir que si no se valoran a sí mismos, es probable que los hijos repitan el mismo patrón emocional.

Los padres son los referentes y los modelos a seguir de los niños. Resulta incongruente pedir al niño que no insulte, que sea paciente, que respete a los demás o que comparta si los progenitores no siguen esas mismas reglas. En consecuencia se suele castigar de una manera desproporcionada al comportamiento del niño. Sin embargo, es más positivo el castigo educativo, es decir, en vez de utilizar la privación de algo, usar métodos para que los niños entiendan que lo que han hecho tiene consecuencias.

La infancia es el primer momento donde aprendemos a amar y ser amados. De hecho, cómo recibimos y expresamos el amor en los primeros años de vida puede marcar un claro anticipo de cómo será nuestra actitud amorosa en la vida adulta.

Es así que pueden aparecer 5 heridas que ocurren en la infancia, que nos alejan del amor y son aquellas que están relacionadas directamente con las emociones, que surgen por una o varias experiencias negativas (o interpretadas como tal) vividas en la niñez:

1- Herida del abandono

Las personas con esta herida se sienten marcadas por una falta de afecto, compañía, protección y cuidado. Por eso, durante su adultez están atentos, todo el tiempo, a no ser abandonados, ya que sienten un temor extremo a quedarse solos.

A través de esta herida, surgirán conductas, como abandonar tanto a sus parejas como a sus proyectos, de forma temprana debido al temor que les genera revivir aquel sufrimiento.

2- Herida del rechazo

El dolor que se genera por esta herida impide una construcción adecuada de la autoestima donde la persona se siente invisible y tiene su origen en experiencias de no aceptación por parte de los padres, familiares cercanos o amigos, a medida que el niño va creciendo.

Para curar su cicatriz es saludable trabajar las inseguridades, ganar mayor confianza en uno mismo para comenzar, poco a poco, a sentirse más capaces.

3- Herida de la humillación

En los niños se genera cuando los adultos comparten sus problemas delante de los demás o si se los compara con otros, ridiculizándolos, destruyendo la autoestima infantil. Por lo tanto, quien ha sufrido la humillación de pequeño se considera menos importante y menos digno de lo que en realidad es. Son personas que tienden a olvidarse de sus propias necesidades para complacer a los demás y ganarse su cariño, aprobación y respeto.

4- Herida de la traición

Se produce cuando personas cercanas al niño no cumplen sus promesas, haciendo que se sienta traicionado y engañado, lo cual genera una desconfianza que se puede transformar en envidia por no sentirse merecedor de lo prometido y de lo que otros tienen. Esta herida emocional construye una personalidad fuerte, posesiva, desconfiada y controladora.

Son personas que dan mucha importancia a la fidelidad y a la lealtad, pero que suelen distorsionar ambos conceptos. A su vez, son posesivas en extremo, al punto de no respetar la libertad, el espacio ni los límites de los demás, no dejándoles a veces respirar.

Para sanar está herida, hay que trabajar la paciencia, la tolerancia, la confianza y la delegación de responsabilidades en los demás. Para evitársela a los niños, debemos no prometer en vano, mostrarnos coherentes en palabras y actos y cumplir siempre con las promesas que les hacemos.

5- Herida de la injusticia

Se genera cuando los progenitores son fríos y rígidos, imponiendo una educación autoritaria y no respetuosa hacia los niños. Como consecuencia, serán adultos con dificultades para negociar o dialogar con quienes tengan opiniones diferentes de las suyas. Y al mismo tiempo, sus intenciones suelen girar en torno a ganar poder e importancia, siendo fanáticos del orden y del perfeccionismo.

Cómo sanar las heridas de la infancia

Si queremos que un niño se ame, debemos enseñarle que nosotros también nos amamos a nosotros mismos. Por este motivo es necesario que cuidemos de nuestra propia autoestima, además de nuestros hábitos y valores.

Fuente: Natalia Barrera, Fundadora y directora de la Escuela Nefer una institución dedicada a enseñar la alquimia.

Más información en parati.com.ar

 

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