El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. El objetivo de esta fecha es generar conciencia sobre la importancia de preservar y proteger al ambiente e incentivar la participación activa de las empresas, los gobiernos y la población en general para su conservación.
Uno de los temas de línea base a incorporar para construir un nuevo paradigma, es la noción de que el ambiente no es una fuente inagotable de recursos. Cuidar los recursos es fundamental para que las futuras generaciones puedan vivir en un mundo más sustentable. La educación ambiental es la base para que podamos construir este futuro.
La generación de conocimiento y aprendizajes y el modelaje de conductas y acciones que favorezcan la conservación del entorno, son tareas que deben llevarse a cabo desde todos los niveles de la sociedad, desde los hogares hasta las empresas.
Hoy en día la mayoría de las empresas desarrollan iniciativas de sustentabilidad, comunican mensajes relativos a problemáticas socioambientales o incorporan prácticas de oficinas sostenibles. Para que estas acciones tengan resultados palpables y sostenibles en el tiempo, primero debemos promover el desarrollo de valores que las sustenten y un entorno cultural que permita su incorporación y desarrollo.
Alinear las iniciativas de sustentabilidad con las actividades normales y los valores de la empresa es primordial. Si queremos generar una cultura de cuidado del ambiente y los recursos en la organización, nuestras prácticas diarias tienen que ser coherentes con las propuestas de sustentabilidad que vayan surgiendo. De esta manera se puede mostrar transparencia hacia adentro y hacia afuera y resulta mucho más fácil la incorporación de las nuevas prácticas y conocimientos necesarios para llevar adelante las iniciativas.
Si queremos empezar a implementar la separación de residuos en una organización, es esencial que los colaboradores conozcan y comprendan el por qué y el para qué de la iniciativa. También es importante entender el papel que cumple la empresa en torno al problema de los residuos y en torno a su solución, y el papel individual de cada colaborador, que puedan percibir el gran valor de su participación y colaboración en el proyecto.
Además, como beneficio agregado, la incorporación de buenas prácticas ambientales y la transparencia en su implementación suelen generar un mayor compromiso y sentimiento de pertenencia por parte de los colaboradores con la organización.
Para promover el desarrollo de valores y actitudes tendientes a la sustentabilidad podemos crear espacios de discusión e intercambio de ideas, implementar programas de educación, experimentación, taller y capacitación ambiental, divulgar información sobre problemáticas socioambientales, realizar de auditorías ambientales que nos permitan conocer nuestros puntos débiles y nuestros puntos fuertes y así poder mejorar, o hasta desarrollar e implementar sistemas de gestión ambiental.
Al momento de empezar con un nuevo proyecto de este tipo, la capacitación es uno de los pasos más importantes. Nos permite adquirir los conocimientos teóricos básicos necesarios, comprender la realidad y desarrollar las habilidades requeridas para buscar soluciones a los problemas ambientales y trabajar en pos de la sostenibilidad.
La capacitación ambiental es esencialmente importante en sectores industriales, la agricultura, la minería, el transporte, donde los procesos y productos pueden tener impactos significativos e incluso irreversibles en el ambiente. Esto no quita que las PyMEs y emprendedores no deban ahondar en sus conocimientos y prácticas de sostenibilidad. Un futuro más sustentable es tarea y responsabilidad de todos.
La educación ambiental es la clave para que nosotros y las futuras generaciones podamos seguir disfrutando de los servicios que nos aportan la naturaleza y sus recursos por muchos años más.
Fuente: Florencia Benedicto. Abogada, especialista en Dirección y Gestión Ambiental y Co-fundadora de GEA Sustentable. IG: @geasustentable.
