La codependencia de pareja indica que el desamor o el desacuerdo que lleva a la separación no es suficiente para distanciarse, continúan las provocaciones y conflictos mucho más que cuando estaban juntos.
En este tipo de relación se observa falta de comunicación y pasaje al acto (las reacciones no se piensan, se pasa directamente a la acción, sin mediación racional). Uno provoca y el otro responde con bronca y fastidio y así se entra en una escalada que pareciera no tener fin.
Causas de la codependencia
Toda pareja debe estar preparada para afrontar los desacuerdos, y en el mejor de los casos, logar acuerdos aun cuando existan diferencias en los puntos de vista. En parejas saludables importa más lograr objetivos que signifiquen avances o progresos para el vínculo y la familia, más que hacer valer la idea personal.
Las parejas saludables comunican, son más flexibles, tolerantes y apuestan al bien común sin perder la individualidad. En cambio, las codependientes no solo están unidas por el afecto, existen necesidades personales que el otro debe cubrir.
Y nada resulta satisfactorio, siempre hay reclamos, demandas difíciles de explicar racionalmente, aunque la persona intente justificarlas con argumentos poco convincentes.
"No es suficiente el tiempo que está conmigo", "yo me ocupo de todo y él solo habla de sus logros", "decide por mí, nunca me consulta", "cuando está con otros se muestra simpático, conmigo siempre con cara de culo", "necesito que me diga que hizo durante el día", "si omite algún dato o lo dice con dudas me dispara la sospecha de que es una mentira", son las frases que suelen escucharse en estas parejas.
Las frases de codependencia muestran una necesidad imperiosa del otro, de tenerlo bajo control, de reclamar más afecto y presencia. Sin embargo, la insatisfacción estará presente siempre, de un lado y del otro.
Para ellos la relación debe cumplir un modelo complementariedad, de encastre, asfixiando a la pareja con demandas innecesarias. Se puede afirmar que no los une el amor (aunque esté presente), sino los vacíos de cada uno, como si el otro debiera completarlos, no llegando nunca a hacerlo.
Apego codependiente
A la hora de armar una pareja se juegan dos cuestiones fundamentales:
- El vínculo, es decir los aspectos que los unen (atracción, comunicación, afinidades, proyectos en común, respeto mutuo, etc.)
- La individualidad, es decir lo que cada uno es, con su historia personal, su punto de vista, su idea de pareja y familia, sus deseos, su forma singular de expresar la sexualidad, su filosofía de vida, etc.
Las parejas saludables saben conjugar estos dos aspectos, alcanzando niveles de satisfacción y de respeto mutuo, lo cual es un estímulo para seguir apostando al progreso.
En las parejas codependientes domina la forma de apego estructural (apego ansioso) que no da paso al amor. Domina la necesidad imperiosa de estar con el otro, de estar presente en su vida aun estando separados, es un vínculo ambivalente de amor /odio que impide el respeto por uno mismo, por el otro, y, en caso de hijos, cuidarlos del conflicto.
El tercero aumenta la discordia
La presencia de una nueva pareja tras la separación, enciende la necesidad de seguir estando presente en la vida del otro. Y no importa la que se haga para mantener esa presencia, lo importante para el codependiente es seguir ocupando un lugar en la del otro.
Estas personas están pendientes de lo que el otro publica en las redes, de cómo trata a los hijos, de lo que les dice, de lo que les da en términos económicos, de cómo los trata la nueva pareja, etc.
Los mensajes corren de un lado y del otro, sin pensar en el daño que provocan en los pequeños. La codependencia es una lucha narcisista, cada uno piensa en sí mismo sin importar nada de lo que sucede alrededor.
Los hijos en el medio, como rehenes
Desde la mirada de afuera nos preguntamos: ¿Cómo no cuidan a los hijos, porqué no resuelven sus cuestiones como adultos responsables? Esta pregunta tiene una respuesta: no pueden salir de ese vínculo malicioso.
Salir de él significaría asumir con madurez la responsabilidad individual y que de ninguna manera el otro está para cubrir las demandas siempre inalcanzables. Los hijos, en las primeras etapas de la niñez actúan por identificación, para luego ir configurando su propio mundo.
La percepción de los pequeños está abierta a todo lo que sucede alrededor, mucho más de los padres. Asumen que es “natural” que los padres discutan, que se peguen, que digan “tu mamá o tu papá es la peor persona”.
Los adultos subestiman la capacidad de los hijos para comprender lo que sucede, van incidiendo en la percepción infantil, condicionando su propio criterio. Esta manera de actuar frente a los hijos es una forma de violencia ejercida sobre la construcción subjetiva del infante.
Se denomina bullying familiar a la conducta de los padres que maltratan, intimidan, manipulan a sus hijos. Por lo tanto, podemos concluir que este tipo de conductas de las relaciones codependientes son parte de este bullying que actúa sobre la percepción del mundo infantil.
Por el Dr. Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo.
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