Escuchá lo que tu cuerpo te dice: es clave para el bienestar emocional - Revista Para Ti
 

Escuchá lo que tu cuerpo te dice: es clave para el bienestar emocional

El cuerpo refleja las emociones: reaprender a escuchar cómo nos habla
La psicóloga Mónica Fernández y el médico psiquiatra Rubén Bernasconi Espósito, autores de “Un Viaje por las emociones. Guía para el autoconocimiento, la reflexión y desdramatización”, nos introducen en el camino de volver a conectarnos con el lenguaje de nuestro cuerpo, para descifrar cómo refleja las emociones que nos atraviesan.
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El cuerpo habla y refleja las emociones. Al dibujarlo como un continente, piel, el órgano más grande y extendido, delimita el adentro y el afuera.

En el sistema tradicional médico chino, la quiropraxia, y más recientemente, en la biodecodificación, las emociones están asociadas a cada uno de los órganos de nuestro cuerpo.  Es allí donde se da su manifestación primaria, así como también hay zonas del cuerpo que las reflejan.

Es importante diferenciar un malestar de origen físico, de aquel que es detonado a partir de una emoción. En este último caso se puede actuar para liberar o encauzar adecuadamente la emoción, sin la mediación de medicación y/o estudios. Aquí no se tapan los síntomas sino se busca identificar y eliminar la causa.

La clave está en reaprender a escuchar y leer lo que nos dice el cuerpo tanto de nosotros mismos como del otro a quien tenemos delante. ¿Por qué reaprender? Porque el lenguaje corporal es propio de los seres vivos y cada especie tiene un conocimiento de él. Esto permite entender el momento emocional del otro.

El hombre, al adquirir el lenguaje oral y escrito, va separándose de este conocimiento propio de su especie y poniendo en palabras lo que anteriormente solo bastaba observar. 

Está claro que el cuerpo habla todo el tiempo. El cuerpo sabe y el cuerpo dice.  Y cuando el cuerpo habla, elige un órgano, el que le resulta más apto para que sea emisor de su propia voz.  Al hablar de lenguaje corporal no sólo se hace referencia a los síntomas y órganos involucrados sino también a las posturas, tipo de movimientos involuntarios, tics, etc. En realidad quien está hablando es el  "yo emocional". 

Por ejemplo, si se dibuja un mapa corporal se observa como todo el cuerpo está atravesado por las emociones.

Así, en la zona de los pulmones, se suele alojar la tristeza y se manifiesta mediante hombros caídos, movimientos lentos, languidez, y hasta en la necesidad de suspirar. 

-En la parte del estómago, el intestino, la vejiga y los riñones se tiende a localizar el miedo, reflejado en caderas, rodillas y/o tobillos rígidos, una transpiración profusa, sequedad en la boca, un ritmo cardíaco alterado o la mandíbula tensa.  

-La ira se ubica en la zona del hígado, páncreas y vesícula biliar y se expresa con los puños cerrados, una gesticulación exagerada, la tendencia a elevar la voz y el enrojecimiento facial. 

-Cerca del corazón, se manifiesta la alegría, a través de una sensación de liviandad, fluidez y bienestar, y una cara risueña o sonriente. En tanto, la sorpresa se observa en el plexo superior, en la zona de la tráquea y esternón. Se manifiesta con la boca abierta como una “O” al igual que los ojos, una fugaz parálisis general y una leve excitación. 

De esta manera en el cuerpo queda registrada la historia del “yo emocional”. Las emociones ocurren con o sin consentimiento. Se puede hacer como que no se siente, pero el autoengaño se paga caro, ya que la persona se puede transformar en un depósito de emociones añejas e inútiles.

Para terminar y reflexionar al respecto, se recomienda realizar un simple ejercicio:

  • Mirarse en un espejo y observar el rostro, especialmente la mirada. La misma puede aparecer brillosa, hueca, vacía, chispiante.
  • Luego mirar el cuerpo entero. ¿Qué se observa: energía, presencia, sensualidad, abatimiento, desarmonía?
  • Finalmente, recorrer con la mirada el cuerpo haciendo un auto registro de él. Lo que se ve es el envase tal como está en ese preciso momento. ¿Qué contiene ese envase? Todo el “yo emocional” manifestándose tanto en los órganos, en zonas afectadas como en su consecuente manifestación gestual corporal. 
  • A esto se podría sumar, como complemento del ejercicio, el poder decir o percibir cómo la persona se siente.

Las emociones no son positivas ni negativas, son simples fuerzas primarias en la energía vital, con sus propias vibraciones y funciones.  El cuerpo las refleja. ¡El mensaje del yo emocional está ahí!

Fuentes: Mónica Mabel Fernández, psicóloga  (MP 50055) y Rubén E. Bernasconi Espósito, médico especializado en psiquiatría (MP 14015).

Autores del libro “Un Viaje por las emociones. Guía para el autoconocimiento, la reflexión y desdramatización”.

Creadores de Crecer y Ser,  espacio que trabaja sobre la identificación de las emociones y su abordaje a través de distintos talleres.

Más información en parati.com.ar

 

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