El domingo 13 de agosto los argentinos volvemos a votar en las PASO 2023, elecciones que renuevan las esperanzas y las expectativas de todos. Desde una mirada psicológica, las elecciones tienen un impacto significativo en la mente y las emociones que es importante tener en cuenta.
Las elecciones renuevan las esperanzas
La afirmación de que las elecciones renuevan las esperanzas está fundamentada en la idea de que, a través del voto, tenemos la oportunidad de influir en el futuro del país. La posibilidad de un cambio o mejora en las condiciones de vida, el bienestar social y económico, y la implementación de políticas más acordes a los propios ideales genera una sensación de optimismo y esperanza.
Sin embargo, no todos comparten ese sentimiento, ya que no son pocos quienes consideran que hay una realidad que dificilmente vaya a cambiar, mientras que para otros esta esperanza también puede convertirse en decepción si los resultados de la votación no cumplen con sus expectativas. Es importante comprender que los procesos políticos son complejos y que no siempre se puede satisfacer a todos, por lo tanto, mantener expectativas realistas es clave para evitar las frustraciones que pueden llegar al conocer los resultados.
Estas expectativas realistas se pueden pensar sabiendo que existe un sesgo de confirmación. Muchas veces nos decimos "seguramente gane tal candidato, porque todo el mundo con el que hablo dice que lo va a votar" y, en realidad, ese "todo el mundo" no es todo, sino que son personas que responden a mis mismas creencias valores, ideologías y hasta espacio socioeconómico, por lo cual, es bueno saber que puede haber otro “mundo” que no piensa igual.
Necesidad de pertenencia
Cuando una persona participa activamente en las elecciones, está ejerciendo su derecho y contribuyendo al bien común, pero, más allá de esto se está respondiendo al mismo tiempo a la necesidad humana de pertenencia, descripta por el psicólogo Abraham Maslow, en su desarrollo de las necesidades humanas.
A medida que participan, las personas se involucran en la toma de decisiones satisfaciendo la necesidad de pertenencia a grupos que responden a sus creencias y valores. Además, la elección de representantes y políticas que buscan el bien común (de acuerdo a las creencias personales), puede generar una sensación de logro y autorrealización.
Es decir que más allá de elegir un candidato, con el voto estamos buscando un espacio de pertenencia, es decir: elijo a quien representa mis valores, lo que también es una forma de elegirme a mi mismo. Es por esta razón también que muchas veces se hace difícil la elección si no me siento representado.
La posibilidad de elegir en libertad es uno de los pilares fundamentales de la democracia. Poder expresar nuestras preferencias y opiniones a través del voto nos brinda una sensación de autonomía.
Votar puede ser realmente gratificante desde una perspectiva psicológica, ya que permite que la gente se sienta parte activa y responsable de su destino político.
Aunque, por otro lado, también puede generar ansiedad o incertidumbre, especialmente cuando las opciones son complejas o cuando no se encuentra ningún candidato que represente todos los valores personales.
Muchas veces el descreimiento en los representantes políticos deja a la persona con una sensación de falta de libertad de elección y de expresión.
Quien gane será decidido por la mayoría, frente a esto, aceptar resultados que no se ajusten a nuestras preferencias puede ser difícil, especialmente si teníamos expectativas muy arraigadas puestas en cierto/a candidato/a. Para lidiar con esta situación, es importante recordar que las elecciones son un proceso dinámico y que los resultados pueden reflejar un panorama más amplio de la sociedad en ese momento, es decir, que no dejan de ser un recorte.
Practicar la empatía y enfocarse en el futuro
De todas maneras, hay algunas cosas para tener en cuenta si las cosas no salen como esperamos.
Practicar la empatía. Buscar comprender las perspectivas y motivaciones de aquellos que votaron de manera diferente y reconocer que hay una diversidad de opiniones en la sociedad, no necesariamente el que está del otro lado lo hace por “malo”.
Canalizar la energía hacia la acción. En lugar de quedarse en la frustración o el enojo, canalizar esa energía en acciones constructivas, como le participar en grupos que fomenten nuestros valores y ayuden a otros.
Mantener el diálogo. Es importante seguir manteniendo el diálogo y la discusión constructiva con aquellos que tienen opiniones diferentes, buscando puntos de encuentro y áreas de consenso, no son enemigos por pensar diferente. Y si no se puede hablar, es mejor salir que enroscarse en discusiones.
Enfocarse en el futuro. Reconocer que las elecciones son un episodio en el proceso político y que siempre hay oportunidades de cambio en el futuro. Mantener la esperanza y la participación activa puede generar un impacto positivo en la sociedad.
Las próximas elecciones tienen un profundo impacto en el ámbito psicológico. Desde renovar esperanzas hasta enfrentar resultados inesperados, es fundamental entender el poder emocional que se vive por detrás en este proceso electoral y cómo podemos gestionarlo de manera constructiva.
Por el Dr. Flavio Calvo (MN: 66869), Dr. en psicología, docente, tallerista y autor, @calvoflavio.